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Rebelión de las Masas...

09 Mayo 2009
El fenómeno Ominami ha despertado entre la ciudadanía el castigo a la actual forma que lleva el sistema económico y político....Por Patricio Escobar
Patricio Escoba... >
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El fenómeno Ominami ha despertado entre la ciudadanía el castigo a la actual forma que lleva el sistema económico y político, manejado por la misma gente entre la Concertación y La Alianza. Ominami está cosechando el gran descontento por las grandes desigualdades que existen en Chile, y al parecer a nadie le importa nada.
La Concertación cada vez más disminuída en sus contenidos y la forma cómoda que le entrega el sistema electoral. Por el otro lado, la Alianza le gusta estar al otro lado de la vereda que le permite criticar y solicitar explicaciones en su rol fiscalizador de la Cámara. Pero por ningún mótivo estan de acuerdo en modificar el altual sistema binominal que les dá los derechos de ser los únicos protagonistas de la derecha.
Ominami a venido a ser el tipo jóven sin caretas, diciendo verdades de ambos bloques, y en forma refrescante, anunciando una nueva forma de expresarse y despejar el miedo a decir la verdad. Esa verdad que en muchas partes se protege y se guarda celosamente para que la gente no se de cuenta de aquello.
Como ocurre hoy día con la "multa millonaria que el SERVEL le aplica al PRSD, por la no entrega de los datos fidedignos en las rendiciones de cuentas de las elecciones municipales recién pasadas". Estas y otras situaciones descritas estan relacionando que la gente, la masa trabajadora se están levantando por exigir mayores grados de participación para terminar con las grandes desigualdades existentes, no sólo en nuestro país, sino en el Continente entero.
En Occidente, la furia ya no está limitada a fuerzas anticapitalistas y de antiglobalización extremas. Existe profundo malestar por la inequidad. La crisis económica actual está uniendo al mundo democrático en la ira tanto como en el miedo? En Francia, frente al cierre de muchas fábricas, una ola de toma de rehenes ejecutivos está sacudiendo las salas de directorio y a la policía en todo el país.
En Estados Unidos, las grandes compensaciones que obtienen los ejecutivos de manos de empresas que reciben miles de millones de dólares en rescates con dinero de los contribuyentes -en especial, la gigantesca aseguradora AIG- han enfurecido a la opinión pública. De la misma manera, en Gran Bretaña, un público cada vez más inquisitivo y crítico hoy está aglutinando a banqueros y miembros del Parlamento en un clima común de sospecha. ¿La actual crisis está creando o revelando una creciente división entre gobernantes y gobernados? La furia popular es una de las consecuencias más predecibles, y ciertamente inevitables, de la actual crisis financiera y económica.
El factor de unión detrás de esta creciente furia es el rechazo de la desigualdad tanto real como percibida -la desigualdad tanto en el trato como en las condiciones económicas. Parece obvio que una mayor desigualdad económica en Estados Unidos y, de hecho, en toda la OCDE, ha cebado la percepción de injusticia y de creciente furia.
En Estados Unidos, a medida que remontó vuelo el sector financiero, la base industrial se contrajo marcadamente. Resulta evidente que en todo el mundo occidental, particularmente en los últimos 20 años, a quienes estaban en la cima de la escala salarial les ha ido mucho mejor que a aquellos en el medio o en la parte inferior. Mientras los ricos se enriquecían, los pobres no se empobrecían, pero la brecha entre ricos y pobres se expandió significativamente. La actual crisis puede haber erosionado seriamente la riqueza de muchos de los muy ricos, destruyendo sus activos de una manera sin precedentes.
Pero el miedo, si no la desesperación, de los pobres y de los no tan pobres ha aumentado de forma tremenda. Por supuesto, las desigualdades entre los países son una cosa, y las desigualdades dentro de los países, otra muy diferente. Pero hoy los dos procesos se están produciendo simultáneamente y a un ritmo acelerado. La furia ya no está limitada a fuerzas anticapitalistas y de antiglobalización extremas.
Un profundo sentimiento de injusticia se está propagando en grandes segmentos de la sociedad. Esta sensación de injusticia es contenida sólo en parte por consideraciones políticas en Estados Unidos, gracias al "factor Obama", un fenómeno raro que se puede describir como el restablecimiento de la confianza en los líderes políticos propios. Pero cuanto más se desconfíe de la política, mayor será la furia que se manifieste, especialmente si el país está impregnado de una tradición y cultura "revolucionaria" romántica.
Es el caso de Francia, donde contrariamente a lo que pensaba el historiador François Furet en el colapso del comunismo hace 20 años, la Revolución Francesa ni terminó ni es un capítulo cerrado de la historia. La misma situación se está relacionando en nuestro país. Ninguno de los candidato tanto de la Derecha, cómo de la Concertación han anunciado en sus proyectos de campaña, el cambio urgente a la actual Constitución que tenemos. Ninguno de ellos pretende cambios profundos, y tampoco escuchan el clamor de la ciudadanía de llamar a una Asamblea Constituyente para lograr una nueva identidad y una Constitución elegida por la gente....
Patricio Escobar
Crítico social

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