Motivados por su espíritu solidario y las ganas de aportar a la región, un grupo de setenta estudiantes de la Universidad de La Frontera realizaron trabajos voluntarios en seis comunas de La Araucanía.

 Los operativos se enmarcan en el proyecto “Residencias Estudiantiles Autogestionadas Socialmente Responsable con sus Comunas de Origen”, iniciativa organizada por la Dirección de Desarrollo Estudiantil (DDE).

 Las actividades son ejecutadas por los estudiantes que habitan en los hogares universitarios de la UFRO y que provienen de regiones y comunas alejadas de Temuco. El funcionamiento de estas residencias se ha dado gracias a las alianzas colaborativas entre las municipalidades involucradas y esta casa de estudios, lo que a su vez ha constituido un verdadero aporte a las familias y por supuesto, a los estudiantes.

 Al respecto, el director de Desarrollo Estudiantil de la UFRO, Guillermo Davinson, indicó que “el proyecto de responsabilidad social y trabajo voluntario perpetúa el vínculo de los estudiantes con sus localidades de procedencia y  actividades de este tipo son un beneficio a quienes demandan el apoyo de la Universidad, en distintos temas”.

 OPERATIVO EN EL SECTOR CORDILLERANO

Hasta el sector cordillerano llegaron entusiastas los jóvenes universitarios. La Escuela Patricio Chávez Soto en Curacautín y la Escuela Rural F-277 “Bernardo Ñanco” en Lonquimay, fueron los establecimientos escogidos para desarrollar las actividades de prevención bucal y alimentación saludable, además de otras recreativas que fomentan el aprendizaje con recursos lúdicos.

 El director de Escuela Rural F-277 “Bernardo Ñanco”, Federico Jiménez, destacó que no ha sido habitual tener visitas de estudiantes durante el año y por esta razón, “valoramos las iniciativas, que como ésta, dejan positivas enseñanza en nuestros niños, ya que nosotros como docentes estamos en el mismo camino, motivando su paso a la universidad”.

 En el primer operativo a comunas, los estudiantes de la UFRO compartieron también un tiempo con los “abuelitos” y “abuelitas” de la residencia que funciona bajo supervisión del Hogar de Cristo. En la oportunidad, Carmen Garrido, una de las beneficiarias señaló que, sin duda, “las tardes son más gratas cuando se está en compañía y nos sentimos alegres al poder compartir con los jóvenes capaces de entregar tanto cariño”, indicó.

 Por  su parte, Lorena Cortez del Hogar de Cristo, sostuvo que esta “excelente iniciativa nos ayuda a levantar el ánimo de los adultos mayores, les hace sentirse más vivos y acompañados, les traen nuevas energías y dejan de sentirse solos y olvidados”.

 El proyecto sumó en su segunda jornada diversos trabajos voluntarios en Carahue y Victoria y concluyó con visitas a los liceos Lucila Godoy Alcayaga y Luis Durand de Traiguén, y al Liceo Municipal de Lumaco.