El paso obligado de toda evolución es la revolución

15 Agosto 2011

Cuando estamos llevando más de dos meses de manifestaciones sociales y organización ciudadana, sería prudente hacer un alto y ponernos a analizar lo que sucede en nuestro entorno.

Leyla Anuch >
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Vemos un Chile descontento con la autoridad, desconforme con la política chilena y más que nunca, vemos un Chile que reclama sus derechos sin muchas veces conocer o ejercer sus deberes.

 

Pero ¿cuál es la relación entre derechos y deberes para esta columna? Sencillo: El movimiento estudiantil liderado por Camila Vallejos, Jaime Gajardo, Giorgio Jackson y Freddy Fuentes, han tomado como desafío personal algo que todos los chilenos y chilenas queremos: mejorar y garantizar una educación de calidad en Chile, a través de cambios constitucionales, garantías del estado, reformas educacionales y otras vías de diálogo, compromisos y acciones que el Gobierno ha implementado dentro de sus posibilidades, en este corto tiempo.

 

Sin embargo, siento que se ha perdido el sentido del deber, el cual va en directa relación de cómo formamos lazos con la autoridad; basándonos en el respeto de ésta y exigiendo lo mismo para la contraparte. Sin embargo, tanto jóvenes como carabineros y autoridades de Gobierno caen en faltas que más allá de perjudicar lo que muchos quieren construir en pro de una sociedad más justa y sana, contaminan el espíritu cívico de un país que aún resiente mucho las rencillas del pasado.

 

Bastaba con leer una columna de Camila Vallejos hace aproximadamente un mes, cuando catalogaba al movimiento estudiantil y al comunismo como las vías correctas de soluciones democráticas, señalando y discriminando al gremialismo al catalogarlo de limitante e inútil.

 

Ante esa opinión puedo destacar, de la forma más objetiva dentro de las posibilidades, que ninguna ideología ha podido por sí sola mantenerse en forma constante y plana en el tiempo logrando el consenso ciudadano sin despertar dudas, quejas, descontento u opiniones contrarias.

 

Es la base de toda sociedad: poder generar diferencias pero respetándonos entre sí. Por otra parte, señalar así mismo, que cuando un movimiento ciudadano se ve liderado por cualquier militante de partido político se cae en un limitante natural, ya que nuestro “líder” tiene una ideología en su interior que intentará plasmar por sobre todas las cosas al interior del grupo a representar.

 

Y es precisamente lo que hoy sucede: Jaime Gajardo, escudado tras su rol de presidente del Colegio de Profesores, respalda un movimiento que le trae divisas y minutos de fama para posicionar a todo el Partido Comunista de Chile y colgarse de un movimiento que se debiera entender como de todos los chilenos y chilenas, ya que al fin se ha encontrado una causa común que a todos nos gustaría defender. Y por otra parte tenemos a Camila Vallejo, joven estudiante universitaria, de muy buen hablar y de propuestas claras; a quien hoy todos recordamos por sus dos mensajes claves emblemáticos “educación gratis y de calidad para todos” y “no al lucro”, que la escudan tras su verdadera personalidad que ha sido forjada y formada en el partido comunista.

 

¿Merece Chile ver cómo un partido político usa sus influencias e ideologías para liderar una causa que debiese ser 100% ciudadana con liderazgos limpios y claros? Profundamente creo que no. Creo que Chile merece vivir una verdadera democracia, en donde tanto sus movimientos como representantes sean auténticos ciudadanos libres de la contaminación política, con principios y valores, con agudeza y buen criterio. Pero más aún con un aire renovado de nuevas generaciones que dispongan ante el país lo mejor de sí y no más de lo mismo una vez más.