Columna de Opinión: Dividir para reinar

No se cumplió con el cronograma definido que establecía reiniciar las conversaciones y negociaciones entre el gobierno y los dirigentes del Movimiento por Aysén.  La razón de ello se debió al rechazo total por parte de los dirigentes a la propuesta del Ejecutivo de no sentarse a conversar con todos ellos, como hasta ahora había ocurrido e instalar, en cambio, tres mesas sectoriales instaladas en diferentes lugares de la región y en este nuevo escenario reiniciar las conversaciones. 

Esta nueva estrategia definida por el gobierno y que el ministro Álvarez sacó de la manga cual avezado mago que saca conejos de un sombrero, fue tajantemente rechazada por los dirigentes, pues de inmediato entendieron que el propósito de ella era  dividirlos, atomizarlos y de esa forma, debilitados, sibilinamente, imponer sus criterios al Movimiento.  Un vez más, el gobierno, se equivoca y sigue subestimando a los dirigentes  sociales al creer que su propuesta pudiera ser aceptada por quienes están muy claros que una de sus muchas fortalezas, ha sido la unidad, la homogeneidad.

Si hay algo que distingue a este Movimiento es, precisamente, su unidad de propuesta y acción, no obstante existir en su seno una importante transversalidad política y social.  Y es a intentar quebrar esa unidad, que le ha dado los logros hasta aquí alcanzados  al Movimiento por Aysén, hacia donde apunta la estrategia del gobierno, la vieja estrategia de “dividir para reinar”.

Seguimos expectantes los acontecimientos de Aysén porque “su problema es nuestro problema”, ya que contenidos importantes del petitorio levantado están enmarcados en la problemática de derechos humanos.  Tenemos la certeza de que gracias a la madurez, unidad, responsabilidad y legitimidad con que ha actuado este Movimiento, mas temprano que tarde y pese a los desaciertos, tozudez  y ceguera del gobierno, obtendrán los resultados que beneficiarán a toda la Región de Aysén.

Centro de Investigación y Promoción  de los Derechos Humanos, Cinprodh.

Temuco, marzo, 2012.