Opinión: La diversidad somos todos y todas

30 Marzo 2015

Con lo diversos que son nuestros niños y niñas, ¿no es mejor identificar y destacar las habilidades y talentos de cada uno?

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Columna de Michelle Olgui, psicopedagoga del Centro de Liderazgo Educativo de Educación 2020.

Lo que más me molesta, es que cuando reparten las pruebas, el profe de Matemática me dice ‘Abarca, vaya a sacar su prueba especial”.

¿Por qué niños, niñas y jóvenes tienen que pasar por esto? ¿Por qué los vulneramos tan torpemente?

Todos y todas somos distintos (¡y qué bueno que sea así!). Aprendemos por diferentes canales perceptivos y tenemos distintas biografías que nos acompañan en cada aprendizaje. Algo que poco a poco la institucionalidad comienza a tomar en cuenta.

La instalación del Decreto Supremo 170 de la ley 20.201 es el resultado de hacerse cargo de la diversidad presente en las aulas, diversidad que, o bien se obviaba, o bien se atendía desde el instinto y la vocación de algunos profesores que trataban de “resolver” el tema.

¿Qué dice este decreto? Fija normas para designar subvención especial para aquellos/as estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE) y que pertenezcan al programa de intervención (PIE). Gracias a esto, los colegios pueden contar con especialistas como educadores/as diferenciales, psicopedagogos/as, psicólogos/as, fonoaudiólogos/as y terapeutas ocupacionales, tanto dentro del aula como en apoyo a estudiantes, padres, madres y apoderados, docentes y asistentes del establecimiento. Ellos evalúan y clasifican la necesidad educativa especial en permanente o transitoria, y designan horas para que los y las docentes trabajen colaborativamente con los especialistas.

A pesar de las voluntades puestas para que esto funcione, el PIE aún está lejos de acoger la heterogeneidad presente entre el alumnado. Los niños y niñas se sienten distintos, sienten que pertenecen a otro grupo “inserto” dentro del curso, ¿es eso lo que buscamos?

Con lo diversos que son nuestros niños y niñas, ¿no es mejor identificar y destacar las habilidades y talentos de cada uno?

El equipo de la unidad de educación especial del Ministerio de Educación publica frecuentemente orientaciones para la implementación del PIE. La última, publicada en enero de este año, es la más relevante hasta el momento, ya que establece normas sobre igualdad de oportunidad e inclusión social para educación parvularia y básica. Con esto se incorporan criterios tales como: a) la igualdad de oportunidades, b) calidad educativa con equidad, c) inclusión educativa y valoración a la diversidad, y d) flexibilidad en la respuesta educativa (decreto 83/2015).

Valoramos estas modificaciones que garantizan la calidad de la educación y que valoran las diferencias. Es importante entender que todos y todas somos distintos y, por lo tanto, nuestra interacción con el ambiente debe ser mediante diversas estrategias de enseñanza y esto NO sólo debe remitirse a las y los estudiantes que pertenecen al Programa de Integración.

Reconocer diferencias sólo en un grupo, separar según las dificultades o necesidades especiales que tiene tal o cual estudiante y establecer este tipo de decretos y orientaciones, sigue siendo un acto de segregación arraigado. El trabajo colaborativo y articulación debería ser una práctica constante dentro de las escuelas y liceos, que debería contar con la carga necesaria para aquello.

Sin duda estamos avanzando, pero todavía queda mucho por recorrer. Debemos transitar hacia valorar la diversidad, y no quedarnos en “aceptar” y “tolerar” las diferencias. Avanzar hacia la riqueza de aprender de las inmensas variaciones de habilidades que hay entre unos y otros.

Lo fundamental es entender que este cambio no lo hacen sólo los colegios, profesores o directores, sino que lo debemos hacer entre todos y todas. Valorarnos y enriquecernos con un otro, es tarea de todos y todas, cada día.