Educar y sanar: En primera línea contra lo que venga

Educar y sanar: En primera línea contra lo que venga

28 Diciembre 2020

Traté de salirme del enojo; si no lo logré, espero no haya amagado la reflexión. El 2021 espero ser un ciudadano optimista…, si el desempeño de la política lo permite.

Roberto Bravo >
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Un amigo me representó escribir frecuentemente desde el enojo; a mi haber argumenté, que teniendo la política como objeto de análisis, difícil hacerlo de otra forma.

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La perspectiva que me convoca en este texto, más que reconocer su relevancia, irá por el lado de llamar a tomar conciencia y cambiar nuestra mirada respecto de esos mundos, de sus representaciones y valoraciones: Educación y Salud.

Las salas de clases requerirán como nunca compromiso, talento y humildad de los profesores para hacer frente a una realidad cada vez más precaria, sobre todo en aquellas  escuelas que atienden población carenciada. La relación pedagógica de docentes y estudiantes, será cada vez más compleja y desafiante, por lo que requerirá mayor consideración y valoración.

Es probable que cambie la apreciación en los hogares respecto del rol de la escuela. Una resignificación en cuanto al desempeño de quienes están día a día en las aulas, que procuran con su dedicación, aprendizajes y desarrollo espiritual para los estudiantes.  Hoy con los niños el mayor tiempo en casa y las situaciones de estrés allí fraguadas, les hace sentido a los padres los llamados a preocuparse y colaborar en la escolaridad de sus hijos.

La escuela no es una guardería, menos un mercado de segregación; debemos relevar su importancia, el impacto en las personas y la sociedad.

En hospitales y consultorios pasa algo similar. Necesariamente debemos repensar la función de salud que cumplen miles de personas y que no siempre es valorada, por el contrario, se le exige mucho más de lo que socialmente aportamos. No sirve, servicios de salud para ricos y pobres; para unos, tecnología e insumos, para otros, lo que alcance.

Dejar a un familiar en un hospital, COVID mediante y esperar hasta su salida, es un trance, que en algunos casos genera mucha angustia, como incertidumbre en la estadía y sus resultados. Reflexionar respecto de la función de quienes trabajan en salud, como en su relación con los enfermos y la comunidad, debería llevara a modificar conductas. Consideración y respeto hacia quienes trabajan en este frente, como para quienes requieren empatía con sus males y dolencias.

Considerar la vida en sociedad sin una preocupación del Estado por quienes menos tienes o sufren precariedades, es validar en lo público la ley de selva. Negar nuestra condición de seres sociales, es negar el valor de lo comunitario y relevar solo aquella faceta que implica preocuparse de tener, como si fuésemos ontológicamente determinados a ese fin.

Quienes desde el Estado deciden, se espera sean concientes y responsables, respecto de la importancia de estos ámbitos del desarrollo. Formar, educar y procurar altos niveles de salud en la población, son condiciones necesarias para enfrentar, lo que serán años cada vez más difíciles, más exigentes, en cuanto a convivencia y bienestar.

La verdadera contención a los efectos de la pandemia y recesión, se dará en la escolaridad y la atención en salud. Ahí estarán los verdaderos luchadores sociales, son ellos los que están en la frontera de los problemas; esa es la verdadera Primera Línea.

Resignificar el pasado es el camino, para desde las acciones del presente, proyectar el futuro. Preocuparnos, no sólo en el discurso, de la educación y salud, es lo que nos dará mejores expectativas y pondrá en valor nuestra condición de ciudadanos, sociales y colaborativos, más que individuos consumidores, categorizados por segmentos.

Traté de salirme del enojo; si no lo logré, espero no haya amagado la reflexión. El 2021 espero ser un ciudadano optimista…, si el desempeño de la política lo permite.

Educar y Sanar para liberar. Un abrazo, felices fiestas de fin de año.

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