El agua: Crónica de un conflicto anunciado

El agua: Crónica de un conflicto anunciado

21 Enero 2021

Según el Banco Mundial, de aquí al 2050, cerca de 17 millones de habitantes de Latinoamérica se verán forzados a migrar a raíz del cambio climático. En 2019 Chile cumplió 10 años desde que una mega sequía se instaló en parte importante del país.

Juan Ignacio Cordero >
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Somos herederos inconscientes y atemporales de lo que fuimos en una época histórica pasada, principalmente de sus formas sociales de interacción y diálogo como comunidad, y si a eso sumamos a las realidades socioambientales que nos depara el futuro, es un caldo de cultivo que recién se está manifestando en estos conflictos por el acceso al agua.

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Desde la cuna de la civilización occidental siempre se han generado categorías éticas para la moralización de la sociedad y la interacción con el otro, Zverdan Todorov lo planteó como la otredad, que es la forma de comprender a uno como un cuerpo diferente al otro. En esa lógica el colonizador español llegó a América, definiendo los valores y formas, posicionándose en una escala que se calibra simplemente como bueno o malo. Lo anterior lo hemos ido reflejando en la construcción de espacios urbanos y las ciudades, que desde las reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII  evidencia esta percepción del otro, reflejado el miedo al distinto y la discriminación frente al uso del espacio

Los conflictos territoriales representados en el uso comunitario de los ríos, lagos, mar y lagunas son más que una causa de conflicto, sino una consecuencia de la historia en el presente, ya que son el reflejo del relacionamiento con el otro, como vemos las individualidades en el espacio social de interacción, cómo buscar capitalizar mi beneficio y estatus para que sea algo transable que le agregue plusvalía a la tierra.

Lo que pasa en Pingueral en Tomé, en el Lago Colico en Cunco, como en otros casos -los cuales siempre abundan- es el reflejo de un relato sociocultural de ver al otro como un actor que viene a quitarme algo, tal como el imperio romano lo veía con los bárbaros como también el señor feudal con los vándalos, negando una visión del sentido comunitario y del bienestar de los ciudadanos.

Chile es de las pocas naciones que dentro de su constitución política que, bajo el amparo de la ley 21.149, establece sanciones a quienes impidan el acceso a playas de mar, ríos y lagos, garantizando el libre tránsito. Queda en evidencia que situarse sólo en lo legal no modifica la conducta ni construye comunidad, ya que cada vez son frecuentes los conflictos en relación a las playas, en que autoridad, propietarios colindantes e interesados en instalarse en ellas, disputan sobre su acceso.

Debemos acostumbrarnos a que estas realidades de conflictos vayan aumentando día a día, ya que con el cambio climático y la necesidad de migrar hacia zonas con una temperatura más amena para poder soportar las altas temperaturas, generará una migración en búsqueda del agua, lo que hará que recordemos esta historia como un antecedente a más escenarios que se vendrán a futuro.

Según el Banco Mundial, de aquí al 2050, cerca de 17 millones de habitantes de Latinoamérica se verán forzados a migrar a raíz del cambio climático. En 2019 Chile cumplió 10 años desde que una mega sequía se instaló en parte importante del país, en el contexto de la década más cálida de los últimos 100 años.

Entonces, será una obligación para la convivencia y armonía social construir mecanismos reales para que la plusvalía del agua tribute en el bien común de todos.

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