Ley Antiterrorista el regalo de Navidad para el Niño Mapuche

23 Diciembre 2013

No es una celebración propia del mapuche, no es propia de la cultura del pueblo, mas bien es parte de la colonización cultural donde ese concepto navideño que se ha impregnado dentro de la vida mapuche, se introduce donde más duele, que son los niños.

Gonzalo Manquep... >
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Nuevamente víspera de "fiesta" que mezcla la religiosidad occidental con el consumismo desenfrenado impuesto por el modelo económico de las grandes empresas comerciales a través de sus medios de comunicación y, como escribí hace un tiempo, se traduce en una explosión de consumismo  que es el preámbulo de estas fiestas navideñas. Millones de personas entran y salen de malls cargadas de regalos que tienen de destinatario a otros tantos millones de niños que por tradición esperan un juguete caprichoso por el que han escrito cartas llenas de emotividad a un personaje del imaginario que viste de rojo con barba blanca y que curiosamente su apelativo es femenino, a pesar de ser un anciano “intercesor” de sueños e ilusiones, don Santa Claus.


Esta práctica religiosa ha sido también introducida en algunos sectores del mundo mapuche y no son pocos quienes también celebran esta festividad navideña que ha sido por años la referencia espiritual de occidente destinada a los niños, aumentada con la publicidad de organismos y entidades que no desaprovechan la oportunidad de invadir las conciencias infantiles para así arrancarles las tradiciones religiosas ancestrales que mantiene como propias el pueblo mapuche, y donde obviamente no existe un pesebre con un niño salvador, ni pastores magos que ofrezcan regalos por caridad, un concepto navideño que ha causado mucho daño por cuanto se les quiere imponer una visión foránea, consumista y materialista que no es parte de la vida del mapuche.
Queda muy claro que la Navidad no es una celebración propia del mapuche, no es propia de la cultura del pueblo, mas bien es parte de la colonización cultural donde ese concepto navideño que se ha impregnado dentro de la vida mapuche, se introduce donde más duele, que son los niños. Esos mismos niños que diariamente sufren la arremetida de los organismos estatales armados llenándoles de gases lacrimógenos y con una lluvia de perdigones que lejos está de parecerse a fuegos artificiales y serpentinas como se estila esta fiesta en el mundo occidental.


En contraparte al árbol navideño imponente que engalana las vitrinas de los grandes centros comerciales de la ciudad, para el mapuche ese árbol está multiplicado por cientos de miles, por esas plantaciones de pino de las grandes empresas forestales que usufructúan de su territorio y que rodean sus casas que en postal se asemejan a un pequeño pesebre que queda en medio de ese imponente “bosque de pinos”. Tampoco hay guirnaldas para ellos, menos algún adorno, solo en el imaginario podría verse esos verdes pinos “engalanados” con restos de bombas lacrimógenas y casquillos de balas y perdigones que brillan en los campos del sur y con cuyas balas disparadas por quienes ejercen la labor de guardianes de estas empresas forestales, han muerto jóvenes como Lemún y Catrileo.
Hace unas semanas vimos con horror e importencia la condena al menor José Antonio Ñirripil bajo la aplicación de la Ley Antiterrorista y también en el Tribunal de Victoria incorporó la delación compensada (Art.4 de la Ley Antiterrorista), en preparación de juicio contra los menores mapuche Luis Marileo y Patricio Queipul. Solo en Chile se producen estas violaciones a los derechos humanos. Solo en Chile se cataloga de terroristas a niños, a pesar que en el año 2011 el Parlamento chileno tuvo un altercado con jueces y fiscales, que terminó en una nueva modificación a tan injusta Ley,instruyendose para que los tribunales no juzguen niños como terroristas. Sin embargo esto no ha sido así, a pesar de las declaraciones de condena del relator de Naciones Unidas y las advertencias de Unicef que cataloga de gravemente la situación y que esto compromete al Estado de Chile en violaciones a los derechos humanos.


Esa es la navidad permanente que viven los niños mapuche, aquellos niños que su “play station” es la hoja de cuaderno donde dibuja su estrategia de defensa ante el policía que amenaza a cada momento con llegar a reprimirlos y a llevarse a sus padres y las bolsas de juguetes y regalos, son las que logran llenar con los restos de munición esparcidas en sus patios. Sus cartas que escriben no son a ese señor Claus, ni menos la escriben con una sonrisa, son líneas que hacen con impotencia, con dolor y con un clamor generalizado pidiendo que se termine la represión y el trato vejatorio que reciben cada día. Eso es lo único que piden para ser felices. Que no se les trate nunca más como el caso de hace unos días en que con estupor supimos que carabinero en Temuco daba de patadas a un niño mapuche indefenso de 8 años con sindrome de Down, tras una marcha mapuche.


Solo espero que ese lucero luminoso que alumbra el territorio al sur del Bio Bío sea muy parecido a esa estrella de Belén que se dice que trae Paz y Amor, y que mientras algunos festejan con algarabía el destape de regalos y abrazos escudándose en que ha nacido un niño, no debe olvidarse que allá viven esos niños mapuche que ya han nacido y que necesitan la esperanza de una vida en libertad. Que no necesitan regalos ni reyes magos, que desean que saquen todos esos pinos que no adornan su navidad y que los dejen recibir el haz luminoso de su lucero, estrella de Libertad.


Si algo deben conmemorar los mapuche en esta fecha, es  la muerte del invasor Pedro de Valdivia acaecida un 24 de diciembre de 1553 y la gran victoria mapuche de Curalaba, también en esta fecha, pero de 1598. Ambas fechas muy importantes y que nos hace recordar que desde hace mas de 450 años en estas fechas el mapuche no celebra la paz, la anhela y lucha por ella.

 

mvpvlen-manke.blogspot.com

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