Con 10 días de anticipación partió este año la Campaña de Vacunación contra la Influenza. El progresivo avance que el virus ha tenido en el hemisferio norte, particularmente en Estados Unidos, llevó a las autoridades de salud a comenzar antes de lo previsto con esta iniciativa, que busca prevenir el contagio en el segmento más susceptible de la población: los lactantes entre 6 y 23 meses, adultos mayores de 65 años, embarazadas con 3 meses de gestación y enfermos crónicos.

Ya no es el temido AH1N1 el virus de mayor prevalencia, sino que esta vez se trata de los de Influenza B y AH3N2. “Este último virus no está por primera vez en nuestro país. Nosotros ya estamos vacunando contra él desde el año 2011”, explica Valezka Martínez, docente y coordinadora del Área Extrahospitalaria de la carrera de Enfermería de la Universidad Santo Tomás Temuco.

“El virus de la influenza cambia sus envolturas y siempre es muy agresivo, sobre todo en los grupos más susceptibles de enfermar. Por ejemplo, en Estados Unidos, la cantidad de hospitalizaciones fue mayor en el grupo mayor de 65 años. Ahí es donde estuvo el peak. Si bien no podemos hablar de mayor agresividad, lo importante es que las personas que están en riesgo se vacunen. De esa manera, disminuyen la severidad de la enfermedad”, sostuvo la profesional.

De acuerdo a la docente, el año 2010 ya se registraron casos del virus AH3N2 en el país. “Hubo 868 casos confirmados y 81 muertes asociadas a influenza.  De esas, 57 personas fallecieron por AH3N2. Por lo tanto, la mortalidad siempre va a estar presente”, asegura.

La vacunación

“Vacunarse es importante, porque todos los años el virus de la influenza cambia”, señala la profesional,  quien agrega que en La Araucanía, son más de 208 mil personas las que deben vacunarse. De ellas, cerca de 81 mil corresponden a adultos mayores.

“Las personas tienen que saber que existe una vacuna gratuita y que si uno la adquiere en el comercio es cara. Eso de decir ‘yo no me enfermo, entonces no me vacuno’ es una irresponsabilidad, porque uno nunca puede predecir lo que va a pasar. Si yo me enfermo, voy a contagiar a muchas personas, porque basta toser para contagiar y por eso es que fácilmente se forman epidemias.  Vacunándome protejo a mi grupo familiar y a todos los que me rodean”, enfatiza.

Pero también – dice- se pueden adoptar conductas que ayudan a evitar la transmisión de enfermedades respiratorias. “El lavado de manos debe ser frecuente y sobre todo después de toser o estornudar. Si lo hacemos, debemos protegernos con el antebrazo. Si utilizamos pañuelos desechables, hay que usarlos y botarlos. Si hay personas enfermas en la casa, debemos evitar el contacto con niños o adultos mayores. Además, las mamás no deben probar los alimentos de sus hijos previo a dárselos con la cuchara, porque esa es una forma de transmisión vertical de los virus”, concluyó.