Profesores en pandemia: Pioneros pero solos

Profesores en pandemia: Pioneros pero solos

11 Diciembre 2020

Son los docentes quienes logran a pulso -a costo de esfuerzos personales y familiares- acortar la brecha tecnológica que existe entre ellos y sus estudiantes, nativos digitales cuyos pasos en el uso de las tecnologías se hace cada vez más difícil seguir.

Gabriel Carrillo >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Comienza diciembre, y las reflexiones en torno al año que ya culmina se asoman de forma inexorable. Pensar en lo que ha transcurrido en 365 días excepcionales nos lleva a considerar el tema por excelencia de este año, y que ni siquiera cabe mencionar. Sin embargo, la relevancia de este tópico nos hace invisibilizar situaciones que han sido develadas por la misma pandemia.

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Diciembre, término de ciclo para uno de los sectores vitales en el desarrollo de una nación, nos invita a pensar en cómo en un periodo lectivo la educación sufrió un avance vertiginoso hacia el cambio en las metodologías de enseñanza y aprendizaje; cambio que se adelantó varios años, especialmente para países en los que la innovación en educación es tan resistida por quienes se encargan de diseñar políticas educativas públicas, y que nos hizo avanzar de forma forzosa hacia el siglo XXI, aun cuando ya han transcurrido 20 años desde el comienzo de este. Y como ya es costumbre, la carga cayó casi por completo en quienes han venido combatiendo en la primera línea educacional desde siempre: los profesores.

Son los docentes quienes logran a pulso -a costo de esfuerzos personales y familiares- acortar la brecha tecnológica que existe entre ellos y sus estudiantes, nativos digitales cuyos pasos en el uso de las tecnologías se hace cada vez más difícil seguir. Con el fin de mejorar sus estrategias y metodologías para lograr ese propósito, los docentes han invertido capital tangible e intangible en capacitarse; recursos tan valiosos -y desestimados-  como el tiempo, se han puesto a disposición para evolucionar antiguas, quizás obsoletas, formas de facilitar el conocimiento a los estudiantes.

El pesar surge cuando no existe un real apoyo por parte de ciertos empleadores, algunos apoderados, pero en mayor medida desde el mismo organismo que debe velar por la educación de nuestro país al hablar de la necesidad de adelantar el ingreso a clases. Quizás lo hace pensando en que desarrollar estas jornadas de forma online produce menos trabajo y un pobre aprendizaje. ¡No estamos en un año normal! Y para qué hablar de enfocar los esfuerzos en diseñar políticas educativas que apunten a modernizar el sistema, en vez de destinar recursos en campañas publicitarias insípidas e inocuas.

De forma completamente opuesta, cuando el Estado falla de forma tan indolente y dolosamente, la comunidad de apoyo aparece. Son decenas los grupos de apoyo de colegas de la misma disciplina, o interdisciplinario, que se autoconvocan para compartir conocimiento, herramientas, experiencias, o simplemente apoyo emocional, y que han sido fundamentales al momento de sobrellevar la carga que traen estas circunstancias extraordinarias.

El llamado es, entonces, a tener en cuenta el esfuerzo que se han llevado las personas que están directamente involucradas en el proceso de aprendizaje de nuestros NNA, los cuales dirigen sus esfuerzos en la sola tarea de sacar adelante dichos procesos, en avances, aún en circunstancias donde todo parece ir en retroceso.