Sismos antárticos: Alerta en la zona más austral del mundo

03 Febrero 2021

Las autoridades se vanaglorian por la calidad e importancia de nuestros escenarios naturales, pero a mi parecer, no estamos a la altura de lo que realmente requerimos para el avance de poder proteger tanto a estos mismos lugares remotos como a nuestra población.

Alfredo Soto >
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No deja de ser preocupante la gran gama de sismos que están ocurriendo en la Antártica en este último tiempo y ahora recientemente con la presencia de uno de gran magnitud.

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Es recurrente ponerse a pensar en la gran necesidad que tenemos en nuestra región de formar investigadores vinculados a las ciencias de la tierra, que permitan hacer estudios profundos y con un seguimiento altamente profesional sobre los fenómenos propios de la naturaleza de nuestro “laboratorio natural”.

Tenemos en nuestros escenarios inmediatos grandes extensiones de glaciares, cordilleras tan particulares como las ubicadas en los Andes Patagónicos, Andes Fueguinos (Tierra del Fuego) y la extensa cadena de los Antartandes en la Península Antártica, que como si el tiempo se hubiese detenido en ellos, al mismo tiempo tienen mucho que decir desde sus enmarañadas configuraciones internas, sus volcanes tanto de superficie como aquellos ocultos bajo enormes superficies marítimas, en donde en el caso de la Antártica sus placas tectónicas se balancean al tenor de los movimientos propios de nuestro sistema planetario, que da significancia de cómo estas almas internas con el tiempo obviamente tienen movimientos porque así es la naturaleza propia de nuestro planeta.

Los acontecimientos actuales están exigiendo esta mirada hacia el Sur, no solamente por la importante y contundente información de la biodiversidad, que es la que más desarrollo ha tenido desde el punto de vista de la formación de masa crítica, profesionales, científicos e investigadores en dicha materia, al estar al tanto y saber del comportamiento de su fauna y a los embates que se enfrentan ante los cambios atribuibles al clima, que cada vez que sus temperaturas aumentan provocan de seguro múltiples movimientos en ellos y toda su cadena de interacciones.

Existen muchas interrogantes, está claro, ya que cuando tenemos una emergencia y es declarada por las alertas, según quien conduzca las informaciones y noticias nos damos cuenta que la gran preocupación es: ¿De quién es la culpa?, ¿Quién cometió el error? una fijación absoluta de sanciones y sumarios e incluso queriendo llevarlas a términos y enjuiciamientos políticos, sin hacer resaltar siquiera a un porcentaje mayor de informaciones de expertos en sismología, geología, glaciólogos antárticos, geofísicos e insistir en las diversas opiniones de los mismos para tranquilizar a la población y poner énfasis remediales para estar más alerta.

Nuestra región no está ajena a los sismos y precisamos de mayor atención en la formación de futuras carreras profesionales en ese aspecto. En el discurso, las autoridades se vanaglorian por la calidad e importancia de nuestros escenarios naturales, pero a mi parecer, no estamos a la altura de lo que realmente requerimos para el avance de poder proteger tanto a estos mismos lugares remotos como a nuestra población y quienes habitan estas lejanas tierras.

Los expertos por estos días rompieron mitos de que en nuestra región estemos libres de terremotos de gran magnitud o de tsunamis que nos puedan golpear nuestras costas. Nuestras ciudades principales como Punta Arenas, Puerto Natales, Puerto Porvenir y Puerto Williams, son ciudades eminentemente costeras y en lo que a nosotros nos concierne, como habitantes de esta región, no debemos relajarnos y estar o sentirnos muy cómodos con la idea de que, por estas latitudes no pasan estos fenómenos muy propios de la Tierra y su dinámica natural.

En la Patagonia tenemos volcanes con historias de actividad, glaciares que por el aumento de la temperatura se van modificando en su morfología y van dejando al descubierto suelos frágiles acumulados en sus morrenas como así también, las rocas que estuvieron sustentando el peso del hielo, esta compresión deja de existir y la roca se manifiesta en recuperar su estado original lo que muchas veces se traduce en movimiento muy similar a los sismos y sobre todo con ruidos, también considerar que en el este último tiempo ha surgido un mayor aumento de precipitaciones lluvias que obviamente si continúan en sus modificaciones, alterarán al suelo y la dejarán muy expuesta y fácil de ser movidas en grandes aluviones y desplazamientos de tierra.

No es menor y espero que nunca ocurra un tsunami en territorio antártico, sabiendo de cuan cercanas están las bases e instalaciones de diversos países en la costa, es obvio, están allí por la comodidad de los acopios logísticos que fundamentalmente llegan por el mar por lo tanto es una necesidad práctica, pero de seguro que con una manifestación violenta del mar, contra las instalaciones, fácilmente podría traer grandes dificultades de soportar un embate de dicha naturaleza.

Los tiempos están cambiando y nuestra mirada como región salvaje y prístina también, debemos movilizar nuestras inquietudes, opiniones e ideas de manera directa y proporcional a los acontecimientos y dejar de ser reactivos sino más bien crear esta cultura de prevención que nos ayude a estar preparados como corresponde.

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