El 23 de agosto de 1973, el Presidente Salvador Allende, cometió un error garrafal en la zaga. Si pensamos en un partido de fútbol. Queriendo despejar el balón lejos de área, se la entregó en la línea del área chica al ariete de la ofensiva rival: nombró comandante en jefe del Ejército, al General Augusto Pinochet.
Sin querer queriendo, le dio el poder en bandeja a los que pretendían derrocarlo y acabar con el gobierno de la Unidad Popular. Tan sólo 19 días demoró el nuevo Comandante en Jefe en coordinar el Golpe de Estado con que inició la Dictadura que todos conocemos.
Como habría dicho un antiguo comentarista deportivo: "Este no fue un autogol, fue un autogolazo".