Finalmente tercero como en tres veces anteriores (1962,1993.2000). Un logro modesto al lado de los conseguidos por Brasil en adulto y Argentina en juveniles, pero muy significativo por el patrón de juego y por que esta selección ha tenido logros estadísticos sin parangón (cinco partidos ganado y uno empatado sin goles en contra). Lo lamentable de la derrota con Argentina fue que una vez más se hizo sentir “la historia” cuando estábamos convencidos que esta vez si nos correspondía a nosotros. 

Se ha llegado hablar de que vivimos una suerte síndrome que hace que perdamos las semifinales categóricamente en cuatro oportunidades y en los juegos olímpicos no dieron vuelta el partido en los últimos minutos. 

Queda para el estudio el trascendido de lo que se dijo en la charla técnica en el camarín Argentino previo al partido “los chilenos juegan bien pero no hay uno inteligente. A la media hora los vamos a tener desesperados”. 

Pero demos cuenta de lo positivo, ahí aparece el eterno Sulantay. Hijo del norte chico. En su tiempo de futbolista goleador histórico de La Serena.El entrenador antimedíatico por excelencia se convertía en una versión nacional del exitoso argentino Jorge Peckernam. 

 La Rojita se lleno de elogios y fue un equipo compacto en donde los consagrados no recibieron un tratado diferenciado de los que recién entran unos minutos a jugar en los cuadros estelares. 

Sapiencia, manejo de camarín, autoridad y por sobretodo un patrón de juego son atributos que supo imponer casi siempre el Director Técnico. Que diferencia con el desgastado Acosta y su plantel tan falto de motivación, amor propio y respeto por lo que representa la selección. 

Otro aspecto que emocionó fue la “marea roja”. Que alegría para esos chilenos que han trabajado duro por tantos años, siempre añorando el terruño. Se dieron unas vacaciones acompañado a la Sub-20. Compartiendo con su hijos y nietos la emoción de cantar el himno nacional y sentirlos orgullosos del despliegue del equipo en la cancha. Una gran alegría que ni siquiera el confuso enfrentamiento de los jugadores con la policía o de ésta con ellos podrá opacar. 

Pero, permítanme una pequeña reflexión en torno a ese pedazo de Chile en Canadá. Acaso esa multitud que acompañó esta vez a los futbolistas y que nos emociona,  no sería hora de considerarlo a la hora de las votaciones.  Lamentablemente, la derecha, no les permite participar porque supone una confabulación del gobierno que les impedirá llegar al poder. Es una actitud chanta y ratonil que recuerda a los paupérrimos conceptos futbolísticos de Nelson Acosta que hoy por hoy ha entrado en una etapa de reflexión en su parcela de Pencahue. 

Esa multitud roja, de fondo de pantalla, de esta campaña se nos cuela e impone como un llamado o más bien una exigencia a entender la patria en su amplitud social, que va más allá del territorio físico, algo que vuelve un apéndice esa emoción afiebrada y sentimental de Carcuro y Solabarrieta.

El homenaje que recibieron en la Moneda, de parte de los chilenos y chilenas.Y el saludo de la Presidenta Michelle Bachelet

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