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Triste, por decir lo menos, fue mi visita a los Ojos del Caburga. Uno de los esenarios naturales más lindos de la región de la Araucanía: los pozones que descubren los desagües subterráneos del lago Caburga.

Éste era para mí un paseo muy especial. De niño veranébamos en ese lago y los vagos recuerdos de un niño de 7 u 8 años, esas fotos familiares, esos bosquen gigantes... Esta vez era distinto, igualmente familiar, pero de grande y casi 20 años más tarde. El paisaje era otro: repleto de gente, los pozones llenos de monedas, una polvareda atroz y un descuidado del lugar sublime. Lo peor, véanlo ustedes mismos:

No sólo era desagradable ver la grasa de los bloqueadores solares brillando sobre las aguas azules de la laguna o el riesgo estúpido de los que estaban instalados sobre esas rocas o el que el espectáculo fueran los guatazos en lugar de la naturaleza, sino que la falta de respeto ante el "parque" natural de los Ojos del Caburga.

Tomé la cámara y grabé ese video. ¿Es que será cierto que los chilenos no sabemos leer o será sencillamente que nos pasamos las normas por alto y que todo salvo nosotros mismos importa un huevo?

Para ingresar al "parque" cobran $300 (ó $1500 si vas en auto) y ello va a parar a las arcas de los dueños del sitio. Los Ojos se encuentran dentro de una propiedad privada, cuyos dueños definitivamente invierten poco en mantener el lugar. Sólo había dos personas cuidando y cobrando la entrada, pero nadie se hacía presente en el bosque cuidando, ni que no se fumara, se botara papeles o que la gente se bañara donde no está permitido. El sitio es agreste, las pendientes empinadas y las barandas frágiles, muchas de ellas rotas, y los lugares de acceso muy peligrosos.

Fui a conversar con el encargado. Él me contó un poco más:

Como les decía, lo triste es algo personal. Los recuerdos de la infancia y la multitud, pero de ese lugar me fui enojado, el daño que le estamos haciendo a nuestro patrimonio natural es horrible.