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Una vez más la discusión pública, esta vez respecto al aborto, me deja el sabor que nuestros parlamentarios creen que los chilenos y chilenas somos tontos y tontas. Si van a hablar del aborto, háganlo de verdad. El aborto que a los ciudadanos y ciudadanas les interesa, es aquel que interrumpe un embarazo normal. 

El aborto sobre el cual se quiere discutir es aquel de esa chica de 15 años, que tuvo relaciones con un chico de 15 años también y que terminó en un embarazo normal y sano. Cuando la chica de 15 se da cuenta que está embarazada se enfrenta a la decisión de seguir o interrumpir su embarazo. A veces, la chica lo decide sola, o con su pareja, o simplemente interviene su familia y decide por ella. Y esa decisión puede ser continuar con el embarazo o interrumpirlo. Si continúa es legal, si no, es ilegal.

Este ejemplo es de una chica de 15, pero es tan válido para cualquier mujer de cualquier edad y condición. La diferencia, es que el que tiene más recursos, tiene menos probabilidad de ser descubierto (¿cuántas operaciones de apendicitis serán abortos encubiertos?). Quienes tienen menos recursos, tienen acceso a abortos más riesgosos y mayor probabilidad de desenlaces malos y simplemente ser descubiertos.

Los abortos de este tipo son muchísimos en Chile. Se pueden encontrar estimaciones que parten desde los 40,000.- hasta más de 400,000.- al año.

Entonces, la cuestión es, señores y señoras parlamentarios y parlamentarias, si van a discutir en serio o van a seguir entreteniéndose con el aborto terapéutico. Si no, elijan otro tema.Parecen tontos y tontas hablando tonteras.