La vida de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante de la historia, ha gatillado que la ciudad colombiana de Medellín haga lo mismo que otras ciudades, como Londres y Chicago, que ofrecen tours temáticos sobre figuras como Jack el Destripador o Al Capone.

Así, algunas agencias de viajes locales han lanzado recorridos que muestran los lugares más importantes de la vida del que alguna vez fuera uno de los hombres más buscados del mundo.

La iniciativa pertenece a familiares de Pablo Escobar, quienes afirman que, con la mayoría de los bienes incautados por el Estado, “no les queda dinero”.

La empresa See Colombia Travel ofrece el “Pablo Escobar History Tour”. Por la suma de US$ 40, los turistas, en su mayoría estadounidenses y europeos, pueden acceder a un recorrido de cuatro horas, en camionetas reacondicionadas, por las calles de Medellín.

El paseo comienza en uno de los escondites usados por el narcotraficante en el barrio El Poblado y la “casa-museo” que es atendida por Roberto, alias “El Osito”, hermano de Escobar y su compañero de andanzas.

El tour transita también por la casa donde murió Escobar en 1993, en el barrio Los Olivos, y termina con una visita al cementerio de Montesacro, lugar donde están sus restos.

Pero ese no es el único” paseo turístico”. Por ejemplo, el guía Oscar Cantor ofrece un viaje de cuatro días por US$ 1.000 por los sitios más emblemáticos de la vida del líder del cartel de Medellín. El tour incluye una visita, con estadía por una noche, a la Hacienda Nápoles, la propiedad de 3.000 metros cuadrados, a 165 kilómetros de Medellín, donde Escobar construyó un zoológico, con hipopótamos y jirafas traídas especialmente para él.

“Mucha gente nos dice que mostramos una imagen mala del país. Pero esto es algo que ya pasó y que no podemos negar”, explicó Cantor.

La gran atracción para los turistas es lograr conocer a “El Osito”, quien dirige la “casa-museo” dedicada a la memoria del narcotraficante , Roberto Escobar, quien sufre problemas de ceguera y pérdida de audición, a causa del paquete bomba que le mandaron cuando estaba en prisión, que relata las aventuras que realizó junto a su hermano. Ahí se puede ver desde una lancha, hasta agujeros de bala, recuerdo de un intento de secuestro. Además, los visitantes pueden estar en el comedor donde el jefe narco celebró su último cumpleaños, el día antes de su muerte.

Los turistas se fotografían junto al edificio en el cual murió Escobar en 1993 y visitan la tumba del narco, ubicada junto a la de sus padres, un hermano, una tía y su guardaespaldas.

La iniciativa turística ha sido ampliamente criticada. Las autoridades del país y gran parte de los habitantes de Medellín no ven con buenos ojos el hecho de que se promocione a la ciudad como la cuna del narcotráfico colombiano.

Fuentes: La Tercera, EFE