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Tras el repudio expresado por nuestra organización a la “Carta acerca de los valores fundamentales sobre la vida, el matrimonio y la familia” dirigida por diversas iglesias a los tres poderes del Estado, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) considera además oportuno señalar a la opinión pública los siguientes importantes puntos:

1.- Que si bien puede ser efectivo que “un 85 % de la comunidad nacional se declara de convicciones cristianas”, según lo señala la mencionada homofóbica misiva, ello bajo ningún punto de vista implica que la mayoría de los chilenos y chilenas esté de acuerdo con todos y cada uno de los postulados de las altas jerarquías de las iglesias.

Por el contrario, y según todas las encuestas, la mayoría es favorable al Proyecto de Ley que Establece Medidas contra la Discriminación y a la regulación de las uniones de hecho para parejas compuestas por personas de igual y distinta, por tanto en estos planos la opinión y sentir de la altas jerarquías de las iglesias no es para nada representativo del sentir nacional.

2.- Más aún, recordamos que una encuesta de la Universidad del Desarrollo y del diario La Segunda, dada a conocer en julio del 2010,  arrojó que para el 51 por ciento de los chilenos y chilenas la Iglesia Católica "no debiera emitir opiniones más allá de las materias religiosas". En tanto, y según el mismo estudio, un 27 por ciento piensa que la "Iglesia es una voz dentro de la sociedad, como otras" y sólo para el 19 por ciento "es una voz de autoridad moral que debe ser escuchada".

3.- En lo referente a los derechos humanos de los sectores discriminados y a la sexualidad es claro que las iglesias no tienen autoridad moral alguna para definir arbitrariamente y sin fundamentos, como lo hacen en su carta, que es lo mejor o lo dañino para nuestra sociedad.

4.- Las Iglesias están ejerciendo una presión indebida atentatoria contra el Estado laico ante el Gobierno y ante el Congreso, pero lo más sorprendente y “novedoso” de su homofóbica carta es que ahora públicamente pretenden presionar al poder Judicial, es decir buscan afectar la aplicación y administración de las leyes y la justicia misma, lo que a todas luces es negativo para el país.

En efecto, las iglesias están claramente llamando ahora a las jueces y a la justicia en general a resolver asuntos bajo la mirada homofóbica y transfóbica de sus jerarquías.

Considerando la nefasta opinión que tiene  la iglesia sobre las personas homosexuales y transexuales y sobre las familias homoparentales, acusamos entonces a las altas jerarquías de instar a nuestros jueces y fiscales a actuar desde el prejuicio y el rechazo a la diversidad sobre todo asunto vinculante a la diversidad sexual que traten, lo que atenta contra el debido proceso.

5.- Las altas jerarquías de las iglesias con su homofóbica carta buscan así que los tres poderes del Estado se alineen rechazando  proyectos de ley que apelan a la igualdad social y el respeto a la diversidad, lo que se paso además implica romper la independencia del quehacer legislativo, ejecutivo y judicial.

6.- Por tanto, el comportamiento de las altas jerarquías de las iglesias es, en varias de sus expresiones,  a todas luces inconstitucional, lo que afecta y daña a la sociedad como conjunto y no sólo a la diversidad sexual.

7.- Pese a todos, tenemos la convicción que el camino hacia la igualdad y el respeto a la diversidad es imparable y cada vez será más acelerado. La prueba es justamente la unidad de variadas iglesias en torno al odio, pues si bien antes actuaban por separado para torpedear la igualdad, hoy se ven en la obligación de aliarse en una cruzada homofóbica,  clara señal de que sus postulados son cada vez menos representativos del sentir nacional.