Hace muchos años un chofer de colectivo cansado de los abusos y persecuciones, en un acto de protesta ante el último parte de carabineros dejo su vehiculo en medio de un calle del centro. Mucho antes, un actor se paseo con capa y sombrero por la plaza Anibal Pinto, reclamado por respeto al arte local. 

Este año 2012 el pescador de Avenida Alemania, logro que una solución concreta se vislumbre para los anegamientos de la segunda arteria emblematica de la ciudad. Avanzado en el invierno, un oso polar se pasea reclamando por protección para el  Artico.

Todas esas acciones, son la muestra que Temuco a pesar de su complacencia y suerte de conformismo, tiene dormido el germen del ciudadano.

Esta semana, hemos visto como miles de nuestros amigos, amigas y familiares fueron robados por una red criminal, que vulnero la seguridad de los bancos de la plaza. Pero, tambien fuimos testigos, de la inadecuada reaccion de las entidades financieras para una contingencia como esta. Y se develo como en muchas de las tragedias nacionales, que somos sólo una nacion en vias de desarrollo con sueños de grandeza. 

El movimiento espontáneo que surgio, primero por redes sociales y; luego se materializo en una reunión de ciudadanos, evito que el drama de muchos temuquenses se agravara por el trato de las empresas que ofrecían respetarlas al momento de captarlos como clientes, y que en los primeros días desconocierón cualquier responsabilidad.

Sin esos ciudadanos, y la solidaridad que produce el drama compartido. Los bancos, no habrian enmendado rumbo. Y no me sorprendería, que los afectados estarían soportando el pago de seguros, la perdida de fondos y el sentimiento de ser imputados culpables en vez de víctimas.

Debemos hacer un mea culpa, no los hemos apoyado lo suficiente.

Que hubiera sucedido si la "clonación" se hubiera producido en Valdivia, Concepcion, Calama o Aysen. Habríamos visto miles en la calle, banderas negras, y al gobierno instalando mesas de negociación en la ciudad.

Nada de eso sucedio, y nuevamente, pensamos que es un problema ajeno.

Temuco, tiene problemas graves que se arrastran por decadas: pobreza, cesantia y contaminación; y no hemos tenido cada uno de nosotros la valentia del colectivero, el actor, el oso polar o los estafados; para salir de la comodidad de nuestros hogares para exiguir respeto, el derecho que hemos ganado con nuestra capacidad de votar, con nuestro pago de impuestos y con nuestra calidad de hijos de esta tierra.

Ya es hora de asumir nuestras responsabilidades y transfornarnos en ciudadanos.