Día mundial sin comer carne: La cosecha de una mala siembra

21 Marzo 2011

Una alimentación sin carne ni productos lácteos es la que menos contribuye a la emisión de gases tóxicos de efecto invernadero.

Juan Lama Ortega >
authenticated user Corresponsal

Un estudio publicado por el Instituto para la Investigación  Económica  Ecológica (IÖW) sobre los efectos de la agricultura en el clima, dio como resultado que solamente una drástica reducción de la producción de carne puede hacer que la agricultura resista mejor el clima actual. Además, se dijo que lo más importante para el clima es la forma de alimentarse, es decir, qué cantidad de productos cárnicos y lácteos consume cada persona. También se podrían ahorrar millones de toneladas de gas metano, que es liberado durante el proceso de la digestión de las vacas y de la descomposición de los abonos. Para producir un kilo de carne, los ganaderos tienen que dar a sus vacas 15 kilos de cereal y 30 kilos de pasto verde. El cereal necesita abonos, que a su vez consumen mucha energía para su fabricación. Por eso hace años que los expertos del clima están advirtiendo de la gran cantidad de carbono que resulta de la producción de carne.

Una alimentación sin carne ni productos lácteos es la que menos contribuye a la emisión de gases tóxicos de efecto invernadero, en comparación a cuando se come todo tipo de alimentos. No obstante, sea el cultivo convencional o biológico, para efectos del clima el daño para éste persiste, aunque el cultivo biológico por lo menos no utiliza pesticidas, insecticidas y otros productos químicos, que tienen otras consecuencias no menos dañinas.

A este derroche de terrenos y productos agrícolas hay que agregar el creciente reemplazo del combustible para transporte en base a petróleo por maíz, soja,  y otros tipos de plantas, con lo cual la situación de la alimentación de la población mundial no se solucionará, aunque tal vez y por un cierto tiempo se viaje gastando menos dinero en combustible pero con el estómago más vacío.

Todo esto sucede a pesar de que hace ya tiempo que los investigadores han comprobado que la agricultura convencional es la rama de la economía que daña el medio ambiente de la forma más intensa, contaminando no sólo las aguas subterráneas, dañando ríos, lagos y mares, sino que disminuye también la fertilidad de los suelos, reduce la variedad de especies, destruye su hábitat y emite el doble de gases de efecto invernadero que la agricultura biológica.
De acuerdo con cálculos de la UNESCO, en todo el mundo sufren de hambre más de mil millones de personas por razones sociales y políticas, pero para combatir el hambre no habría que aumentar los rendimientos, como por ejemplo preconiza la industria de la tecnología genética. Jean Ziegler, el ex enviado especial de la ONU para el derecho a la alimentación, estableció no hace mucho tiempo que si se considerara el rendimiento agrícola mundial en su totalidad, se podría alimentar al doble de personas de las que viven actualmente en nuestro planeta.

Pero ya que estamos hablando de la agricultura, si se toma ahora en cuenta la desastrosa situación del clima y las muchas otras secuelas descritas anteriormente, a raíz de los problemas que ocasiona el agro mal entendido y explotado, ¿no sería hora de pensar en aquella ley bíblica de que el ser humano cosechará lo que siembre? Y si no se cree en ello, se podría recordar que también la ciencia habla de causa y efecto, de acción y reacción, por lo que sería conveniente que cada persona pensara en qué parte le corresponde en este embrollo de consecuencias tan fatales para toda la humanidad y lo que quiere cambiar en su vida, antes de que la reacción, el efecto, la cosecha le sorprenda el día menos pensado. El clima, el aire, las aguas, los animales, la naturaleza en general y millones de habitantes de los países pobres ya lo están sufriendo. La crisis económica es sin duda otro signo premonitorio de lo que se avecina a los países más ricos.


                                                                                Juan Lama Ortega
                                                                           www.radio-santec.com