Breaking Bad: síganme los malos (Parte II)

10 Julio 2020

Segunda entrega del análisis de la serie que marcó escuela en la televisión, esta vez enfocado en los personajes y su desarrollo.

Hans Spuler >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Lee la Parte I aquí

No se puede hablar de Breaking Bad sin mencionar al gigantesco Bryan Cranston en el papel de Walter White.  Curiosamente, Vince lo propuso para el papel principal a pesar de que los ejecutivos no estaban de acuerdo, ya que creían que el actor tenía un perfil más bien de comedia por su papel en Malcolm in the middle. Vince Gilligan insistió, ya que había trabajado con él en The X-files -en un papel de un tipo desquiciado- por lo tanto sabía que Bryan tenía esa "oscuridad" dentro de él.

Walt parte como un tipo común y corriente, más bien aburrido y timorato, sin ambiciones ni grandes emociones en su vida. El diagnóstico de cáncer terminal cambia todo eso y de ahí despierta ese monstruo llamado Heisenberg, que termina siendo un emperador de la droga, dejando un reguero de muerte y tragedia a su paso. Su ascenso a la cima del poder está cimentado en una montaña de cadáveres y relaciones familiares irremediablemente rotas. Para él no hay nada mas importante que su producto. La metanfetamina azul –que se convierte en la droga más deseada de Estados Unidos- fue tan icónica que hasta traspasó su propio universo, consignando incluso una aparición en The Walking Dead. ¿Qué se puede decir de la monumental actuación de Cranston sin caer en la repetición? Creo que el mayor halago que puedo dar es que, pese a haber visto durante años Malcolm In The Middle, recién pasados varios capítulos me vine a dar cuenta que Walter y Hal eran interpretados por el mismo actor. El rango actoral y de matices emocionales que Bryan despliega a lo largo de la serie es digno de ser mostrado en todas las academias o escuelas de actuación. Decir que se tiene merecidas todas las nominaciones y premios que recibió gracias a la serie es poco.

Sumado a lo anterior tenemos un enorme reparto, liderado por la mezcla de sangre nueva y experiencia de un veterano Bryan Cranston y Aaron Paul, un novato que ni siquiera recibió clases formales de actuación. Esta amalgama guión/casting se refleja de forma perfecta en la evolución de los personajes, donde hasta los más pequeños logran llegar a la meta final con una mochila llena de cambios. El microuniverso narrativo que se crea entre Walter y Jesse debe ser de las historias más memorables de la TV. Son tantos los matices que se dan, como las relaciones estudiante/alumno, productor de droga/distribuidor, pero sobre todo la de padre/hijo, que creemos de verdad que éstos dos se quieren y se odian. Se cuidan y atentan contra el otro. Se necesitan, pero a la vez no pueden estar juntos. Podemos sentir en cada escena la energía de las actuaciones de estos dos monstruos. Cuando se acaba un capítulo y quedas exhausto, pero a la vez no puedes contener las ganas de ver el próximo episodio para saber qué pasa a continuación, te das cuenta de que estás viendo algo especial y que es muy difícil de plasmar de forma correcta en cualquier tipo de medio de entretención masiva.

Jesse es un caso especialmente icónico. Originalmente Vince y su equipo tenían planeado matarlo al final de la primera temporada, pero fue tan buena la recepción que tuvo en el público que no tuvieron más remedio que expandir su participación y de forma casi orgánica logró convertirse en el co-protagonista de la serie, llegando incluso a opacar a Walt en términos de tramas y desarrollo de personaje. Reflejo claro de esto es que, seis años después del fin de la serie, pudimos ver la secuela centrada en él y que llegó en forma de película a través de la plataforma de streaming Netflix. La evolución de Jesse debe ser de las más icónicas y bien desarrolladas de la historia. Parte como un joven despreocupado, vive el día a día sumido en la droga de poca monta, sin ambición de mejorar su destino. Para cuando llegamos al final sólo queremos que pueda escapar del infierno en el cual cayó por culpa de Walt. Queremos que pueda huir lo más lejos posible de su influencia y que por fin logre superar sus propios traumas y demonios. Que pueda ser feliz. Pocas veces hemos visto un personaje tan querible y a la vez tan maltratado por su propio creador. Solo esperemos que luego de los eventos de la película, Jesse se encuentre bien y por fin viviendo en paz.

Ahora bien, no podemos dejar de mencionar a algunos de los otros personajes secundarios que giran alrededor de esa fuerza gravitatoria llamada Walter White. Skyler es su esposa, interpretada de forma magistral por Anna Gunn, quien en un principio aparece como la típica esposa americana, acostumbrada a la rutina diaria y con preocupaciones cotidianas, incluido un embarazo avanzado. Ella aparece al principio dentro de la historia siendo no mucho más que un mero acompañamiento, pero con el paso de las temporadas se va revelando un carácter muy fuerte, decidido y que no tiene miedo de plantarle cara a este nuevo Walter que tan rápido va cambiando a medida que avanza la historia, hasta llegar a convertirse en su más fiera aliada, incluso siendo cómplice de delito. Es a ella a quien se le ocurre la idea de comprar el lavado de autos –el que irónicamente era el segundo trabajo de Walt en un principio- para poder blanquear el dinero de la droga. De esta forma, demuestra que está dispuesta a cualquier cosa con tal de defender a su familia. La diferencia con Walt es que en ella ese sentimiento es sincero y desinteresado, carente de todo ego o auto gratificación. Pese a no ser el personaje más querido es para mí el más fuerte. Y los grandes momentos que vive son clara evidencia del talento de Anna y justifican de sobra los premios que recibió por su gran interpretación.

Otro personaje clave es Walter Junior/Flynn, interpretado por RJ Mitte. Es fan de su padre y la única persona que vemos de verdad le reconoce y admira su esfuerzo. Constantemente se pone de lado de su padre en las discusiones que tiene con su madre y de hecho es gracias a él y su ejemplo en la lucha que ha dado toda su vida por sus limitaciones, que Walt decide someterse al tratamiento de quimioterapia. Recién en los últimos capítulos vemos que las malas decisiones de Walt son tan evidentes que hasta su más grande aliado se vuelve contra él. Esa escena final de cuando Walt lo ve a la distancia por última vez sin chance de reparar el daño hecho y por lo mismo perpetuando el odio que su hijo tiene por él es especialmente trágica.

Cierran el grupo principal Marie, la hermana de Skyler y su esposo Hank, un agente de la DEA, ambos interpretados por Betsy Brandt y Dean Norris, respectivamente. La dinámica de esta pareja es especialmente interesante. A primera vista son como agua y aceite. Una pareja que no tiene nada en común, pero que a medida que los conocemos nos damos cuenta de que su amor y complicidad es el más fuerte de la serie. Hasta el trágico final de Hank, Marie es la gran fuerza motivadora e impulsora. Incluso con los evidentes problemas de cleptomanía de ella y el vetusto machismo y sobre todo la fachada de “macho” que Hank pone en frente de sus colegas para ocultar una fragilidad que le lleva a tener episodios de ataques de pánico, esta pareja logra mantenerse unida y como espectadores queremos que salgan adelante y que sobrevivan a toda la tragedia que aparece en sus vidas por culpa de su cuñado.

Y por supuesto, no podemos dejar de mencionar al personaje más rico en términos de potencial de la serie: Saul Goodman, interpretado de manera genial por Bob Odenkirk. Este gran potencial queda en evidencia cuando años después del fin, Vince Gilligan y Peter Gould nos sorprendieron una vez más, al anunciar que desarrollarían una precuela a Breaking Bad, centrada nada más ni nada menos que en uno de los ¡personajes terciarios! El nombre de la serie es Better Call Saul y se centra en la historia de Jimmy McGill y su viaje hasta convertirse en el corrupto, pero adorable abogado que en más de una ocasión le salvó el pellejo a Walt y compañía. Da para largo hablar de esta increíble serie (¿merece su propia columna dijo alguien?) que, si bien a mi juicio no llega a las alturas de la serie principal, es actualmente uno de los mejores dramas que se pueden ver en la pantalla chica. Solo cabe esperar el estreno de su sexta y final temporada para ver si, como dicen por ahí, el alumno logra superar al maestro.

Al final, Breaking Bad no es la historia de un hombre que cae en el mundo de la droga, sino más bien la caída de un hombre que alguna vez aspiró a ser la figura paternal "ideal" de la sociedad occidental.  La caída de precisamente los conceptos que engloba esa figura. Porque si bien Walt parte con el bienestar de su familia como su frase heráldica, para el último capítulo nos damos cuenta de que todo fue en beneficio de su propio ego "de hombre". Ego basado en las viejas tradiciones de lo que supuestamente significa ser hombre. Fuerte, intimidante, violento y que consigue todo por medio de la fuerza y el control por medio de la intimidación.

Es en esa conjunción de variables creadas por Vince y su staff que radica la gran fuerza y legado de Breaking Bad y que con su Spin-Off Better Call Saul y su película/epílogo “El camino”, logran construir una épica que, seguramente, dentro de 10 años será aún más valorada.