Para la mayoría de los hombres un silbido o un piropo, son una forma habitual de alagar a las mujeres, pero para quienes son objeto de estas conductas, la situación es completamente distinta. Desagrado, incomodidad y hasta temor, son los sentimientos que muchas veces sienten las mujeres en este tipo de contextos.

“Depende de la actitud, porque en algunas circunstancias forma parte de lo criollo, como en las construcciones, pero de repente se acercan mucho y te hablan y es incómodo. El chileno es bien fresco y desubicado, puede ser que sea algo cultural, donde está permitido que a la mujer le silben o le digan algo, entonces sienten que no están haciendo nada malo”, señaló María Paz Castillo.

Datos entregados por el Sernam dan cuenta que en la región el 90% de las encuestadas, ha sufrido alguna vez en su vida acoso callejero o en el trasporte público.  Cabe señalar que se entiende por acoso callejero, la acción o conducta donde una persona se dirige a un tercero, y sin mediar razón dice palabras, frases de contenido sexual, o busca aproximarse  lo más posible incluso tocando el cuerpo.

“Me parecen horribles estas cifras, porque es un tema de respeto, ahora uno debe pensar en cómo vestirse por temor a ese tipo de situaciones”, mencionó Belén Poblete. En esta misma línea Elisa Bucarey, otra de nuestras encuestadas agregó, “esto demuestra que no se le está educando bien a las personas, porque primero no es como se vista una mujer, sino cómo reacciona un hombre frente a una mujer. Los hombres no le toman el peso a sus actos, pero para la mujer es un tema importante”.

El promedio de edad de la población femenina encuestada se sitúa en los 29 años, siendo la edad máxima 63 años y la mínima 14 años; universo que contempló una muestra aleatoria de 200 mujeres de La Araucanía. El 59,2% señaló que el lugar donde se sufre más acoso es en las calles, un 27,2% en el transporte público, un 8,2% en paraderos y un 4,3% en buses rurales. Siendo los tipos de acoso más frecuentes: Frases (59%), Silbidos (40%) Tocaciones (22%).

“Es falta de respeto, muchas veces son desconsiderados, porque en muchas ocasiones a las mujeres no les gusta. Es un tipo de agresión al fin y al cabo”, mencionó Edith Gutiérrez. Por su parte Betsabé Sánchez argumentó, “a veces dicen vulgaridades y es incómodo escuchar eso de gente que uno no conoce y que muchas veces es mayor”.

“Se pasan de la raya, para ellos es normal tirar un piropo, pero no miden las consecuencias que eso le trae a una mujer”, sostuvo Lissette Jara; “Un piropo chiquitito pasa, pero de repente cosas ordinarias son una falta de respeto. Deberían a respetar a las mujeres porque nosotros no los pasamos a llevar”, comenta Maira Zegers.

Cifras alarmantes para las autoridades regionales, que han dado cuenta de esta situación. “Las mujeres vivimos violencia en diversos espacios públicos y privados, producto de relaciones  desiguales entre mujeres y hombres. Como gobierno de la Presidenta Bachelet llamamos a que se respete nuestro derecho a desplazarnos por las calles y el transporte público sin miedo, con tranquilidad”. Afirmó la Directora del Sernam, Bárbara Eytel.

Así mismo el Gobernador de Cautín, José Montalva, respecto a los resultados de esta encuesta, manifestó que “es un hecho grave, y es por ello que hemos lanzado esta campaña para poder terminar con los acosos que a veces son mirados con poca importancia, pero la verdad es que las mujeres tengan miedo, o  sientan que sus derechos son vulnerados, genera como resultado que las mujeres no puedan desarrollarse”.

Alarmantes cifras que dan cuenta de una realidad que a diario viven las mujeres de nuestra región y país. Encuesta que también ahondó en las reacciones y sentimiento de las mujeres afectadas por estos hechos: un 36,3% increpó al acosador, un 29,1% se sintió en shock, paralizada o con temor de reaccionar, un 20% ignoró y un 14% prefiere irse del lugar o caminar más rápido. Por otra parte un 48,1% de las mujeres dice sentir rabia al momento de ser acosada, mientras que un 18,2% señaló sentir asco, un 17,7% miedo, un 12,2% vulnerable y solo un 3,9% dijo sentirse indiferente ante el acoso.