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En 1973 la situación en el país era intolerable. A la campaña orquestada del odio y la violencia, los insultos y las descalificaciones liderada por la prensa de la Unidad Popular, se sumaba el fracaso total de la política económica del gobierno.

Ya en Julio la inflación había llegado al....323 por ciento.!!!. Hay que imaginar lo que significa, cuando en la actualidad una inflación bajo el 10% anual causa gran inquietud a la autoridad y diversas medidas correctivas.Pero en medio del descalabro absoluto del gobierno de Allende era apenas un problema de los tantos que los desatinos de la autoridad habían creado. La producción de las industrias se redujo al 3%. Aunque la UP controlaba la importación, la distribución y las exportaciones, fue incapaz de proporcionar los bienes necesarios para el consumo de las personas, desatándose la especulación y el mercado negro, que no fue capaz de controlar.

Este estado de desmoronamiento total, sumado a otros absurdos proyectos de Allende, como el intento de estatizar toda la educación y volverla socialista, a través de la ENU (Escuela Nacional Unificada), produjo en la mayoría del país que no quería que se le impusiera un modelo socialista, violentas manifestaciones callejeras, en las que se enfrentaban partidarios de la UP y sectores democráticos, creando un caos social y de desorden absoluto. Para intentar frenar el mercado negro, el gobierno allendista crea las JAP (Juntas de Abastecimientos y Precios), resistidas por la población y de dudosa eficacia, ya que fueron acusadas de participar en la especulación y de ser ilegales.

Ante la debacle total del sistema económico, la intolerancia política , la incapacidad y el abuso totalitario, la mayoría de la ciudadanía pidió en todos los tonos la intervención de las Fuerzas Armadas, lo que se concretó como sabemos el 11 de Septiembre de 1973.

De no haberse producido esta intervención, el destino del país hubiera tomado un trágico camino: el de la guerra civil. Tan polarizadas estaban las posiciones, tanto odio había desatado la Unidad Popular con su prepotencia, que hubiera sido una catástrofe de magnitud inimaginada.

Es muy romántico en el día de hoy, con una economía estable, con buenos índices de progreso ( a pesar de los desaciertos gubernamentales ) con Tratados de Comercio con gran parte del mundo, con abastecimiento pleno y libertad, creer en un Presidente democrático que cae luchando por un ideal. Este mito, difundido en muchas partes del mundo, donde ni siquiera saben donde queda Chile, ha servido de fuente de ingreso y publicidad a los nostálgicos y resentidos, pero no tiene nada que ver con la real situación de los aciagos días.

Es de esperar que nunca vuelvan. Nunca mas.