Ocho minutos y dieciocho segundos luz, que equivalen aproximadamente a nada menos que 324 millones de kilómetros, fue el error de cálculo en que incurrieron Spinetta y su amigo, el matemático argentino Ricardo Miró, al intentar recordar la distancia que separaba a la tierra del sol. En rigor el álbum debió haber sido bautizado con ese nombre, pero como dice el mismo autor “lo cierto es que la fascinación de A 18 minutos del sol pudo más que la ciencia, en éste caso”. Y es que esta obra es verdad poética, es la cuna de un lenguaje desconocido e impredecible, que de entre esas extrañas y ocurrentes progresiones libera destellos que nos recuerdan formas del rock y el jazz.
Repleto de sonidos sintetizados, teclados sobresalientes, guitarras flagrantes, bajos caminantes, y baterías sincopadas, a lo largo del disco se logra inquietar al oyente, sumirlo en la travesía honda del cuestionamiento. Este transcurrir álgido se ve reposado por la tregua en que convierte Spinetta Canción Para los Días de la Vida, un descanso que nos permite continuar ascendiendo en el descubrimiento, nos permite continuar recorriendo los paisajes que construye “El Flaco”, al más puro estilo de Ray Bradbury, atestados de esa nostalgia imposible, la nostalgia del futuro.
El minucioso trabajo de las letras, que sin escapar de la belleza de lo simple son de una musicalidad sorprendente y una elocuencia abismal, aportan un ingrediente más al complejo entramado de esta obra que esconde su profunda esencia, la guarda detrás de ejecuciones impecables, del virtuosismo y la precisión, capaces de encandilar y descartar de cualquier comprensión más profunda a quienes se ensañan con su lado formal.
Al llegar al final del disco, la obra se nos revela en su integra pureza a través de La Eternidad Imaginaria, un cierre magistral que nos permite terminar de comprender el mensaje último del autor. “Es increíble y a la vez reconfortante que en un mundo insensibilizado subsista el deseo de inquietarse por buscar lo Supremo. Es sólo en función de esa búsqueda que he encarado esta obra y me enorgullece saber que no soy el único que lo intenta” diría Spinetta sobre esta placa que data de 1977. Viaje con nosotros...ESCUCHELO.

Aquí abajo podrá escuchar tres canciones del disco o, si prefiere, puede comprarlo en la Feria del Disco.
Toda la vida tiene música hoy:

Canción para todos los días de la vida:

La eternidad imaginaria: