Editoriales atentan contra la educación

09 Febrero 2009
Entre $15.000 y $25.000 vale cada uno de los textos de estudio pedidos en colegios. Ellos piden textos de determinadas editoriales. Esto causa una alta especulación. Por José Martínez
José Martínez F... >
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Hace ya mucho tiempo, durante los años finales del régimen militar, en la revista de poesía PALABRA ESCRITA, denunciamos el alto valor que los por los textos de estudio cobraban las Editoriales Santillana, Arrayán y otras… con la aceptación del Ministerio de Educación.
Veinte años después se repite la historia. Los textos de estudio de prácticamente todas las asignaturas están entren los $15.000 y $ 25.000 cada uno.
Es decir que una “canasta librera” armada con puros textos de estudio alcanza a más-menos los $100.000.
Sí, $100.000, lo mismo que recibe de sueldo líquido un trabajador de sueldo mínimo, ya que el resto va a FONASA y a las AFP.
Vergonzoso resulta esto, muy vergonzoso. Que unas pocas editoriales tengan el derecho a monopolizar el mercado estudiantil, toda vez que éste se rige por la aceptación del Ministerio de Educación.
Pero hay otro hecho grave que se advierte poco y que afecta directamente a los estudiantes. Cada dos o tres años los textos son cambiados, por lo que se hacen inutilizables para otros alumnos. Ese es el gran negocio editorial, negocio que el Ministerio de Educación permite. Y con los precios señalados. Hecho que se da -también- en otros tipos de libros.
Sé del profesor e investigador Jorge Rodríguez Gallardo, autor de textos sobre música. Sus libros de alta calidad intelectual son poco solicitados…¿No hay venia del Ministerio para señalar que esos textos deban ser pedidos en los colegios?
Y esos textos, amigos, son de bajo valor económico.
¿Por qué las grandes editoriales tienen que tener todo el apoyo del Ministerio de Educación, mientras hay grandes profesores de diferentes asignaturas que hacen textos y no son considerados por dicho Ministerio?
Valga la pregunta hoy que los niños y jóvenes chilenos se preparan para reintegrarse al sistema educativo, y en que sus padres sufren frente el altísimo costo que tienen los textos de las editoriales solicitadas por el Ministerio de Educación.