Era como la sexta vez que salíamos juntos, y la verdad es que no caía de mi asombro. A él le encantaba pasear conmigo por todos lados, de día o de noche daba igual para él. Íbamos a bailar, a comer o aun cafecito a medio tarde y hasta quería presentarme a su familia.

¿Qué estaba pasando?, ¿Estaba interesado en mi o sólo era un amigo de los buenos? No, no quería solo mi amistad, intentó besarme después de hacer una radiografía de mi persona; de lo buena que era, de lo tierna , simpática y bella que le parecía.

Chuta!!!... lo único que le faltaba era pedirme pololeo. Y yo sin saber que significada, nunca lo había experimentado.

Mil mariposas

Cada vez que lo sentía llegar a mi casa o me avisaban que estaba en el teléfono, mi super guatita se llenaba de mil mariposas, mis manos sudaban y necesitaba la última miradita al espejo antes de enfrentarme a él y saludarlo con un beso “cuenteado”.

Ya era inminente, de vuelta de nuestra salida lo invito a pasar para el último vinito de honor y ahí fue… la palabra mágica llegó. Una palabra que aunque no lo crean, para una gordita significa más que el que alguien sienta algo por uno, para nosotros la palabra “pololeo” significa. Eres mucho más que un cuerpo diferente y eso lo quiero solo para mi.

El insomnio se apoderó de mi, pensaba en lo que tendría que hacer, ya que desde hoy ocuparía un rol nuevo, diferente, sería una polola.

Bien tempranito me llamó para informarme que ahora si que no tendría excusa para ir a su casa y conocer su gente. Éramos “pololos” y era parte del mi rol.

Conociendo a la familia

Les cuento que nunca había tenido mi dormitorio con toda la ropa que tenía en el suelo, poleras, blusas, pantalones, chaquetas… ya no me quedaba que probar, nada era para la ocasión. Cada vez que creía tener mi tenida, imaginaba a mi suegra, observándome de arriba a bajo pensando en como su hijo se fijó en esta gorda  mas aún, mal vestida… bueno es obvio, no hay ropa decente esa talla. Y ni hablar del hermano chico, se reiría en nuestra cara y el papá sería quien ponga orden y respeto, aun cuando piense y sienta lo mismo. Todas esas películas pasaban por me mi mente y me hacía sentir más insegura. Pero tenía que ir y enfrentar este episodio, era mi pololo y era su orgullo. Esto tendía que importarme.

El gran problema de los gordos, es enfrentar el entorno de tu pareja. Desespera no poder mostrar de entrada lo que en verdad eres y de lo que tu pololo se enamoró.

Por eso me mentalice y me decidí no intimidarme, tenía que sacar la voz y aprovechar cada segundo para mostrarme tal cual soy,  mi belleza interior , que cuando logran verla transforma el resto, llegando a ser para ellos, y se los aseguro, la NUERA - que -querían.