Allende va a terminar mal

Allende va a terminar mal

25 Enero 2008
En febrero de 1973 conversé con el novelista y ensayista Benjamín Subercaseaux,
y en ella el viejo gran escritor me manifestó su preocupación sobre la situación política chilena y otros hechos.
José Martínez F... >
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Una mañana de febrero de 1973, tras enterarme que estaba muy enfermo (noticia que me entregó la poetisa Nana Gutiérrez), decidí visitar a Benjamín Subercaseaux en Tacna(Perú), donde el enorme novelista, gran ensayista y hombre de una cultura impresionante, ejercía de Cónsul honorario.

Era don Benjamín un hombre altísimo, como un patriarca, y en la sala en que me recibió exhibiía viejas armas, algunos trofeos arqueológicos y diversos objetos singulares.

Mi interés primero era consultarle por su salud. Me confirmó estaba muy enfermo, pero esperaba la muerte con dignidad y sin temor. Me dijo que sus restos serían incinerados y colocados en una escultura que representaba su cabeza, cuya autora era Marta Colvin.

Me confesó su admiración por los indígenas y su preocupación por lo que pasaba en Chile en el plano político: Me dijo que le había escrito cartas a Salvador Allende, pero no había tenido respuesta, aunque era su amigo. "Le he dicho que su gobierno y él van a terminar mal". Sentí que le dolía hablar así y que realmente tenía cariño y aprecio por Allende. Lo que no quise profundizar fue en los contenidos mayores de las misivas.

Yo le cambié el tema, le pregunté por su libro, entonces reciente, "Manifiesto al mundo hippie", y le consulté que pensaba de los hippies chilenos. "Esos no son hippies -me dijo-; son unos sucios sin principios, como si los tienen los verdaderos hippies".

Don Benjamín hablaba en forma suave, mientras su empleado, un indígena peruano, nos servía unos jugos. Su orgullo consituían sus reliquias, quizás más valiosas para él que su ejercicio docente en Universidades de fama mundial, y tal vez más que el mismo Premio Nacional de Literatura que había ganado ya hacía unos años.

Cuando se despidió de mí me regaló un libro suyo sobre Lautaro, el mayor héroe indígena de Chile y de América. Me lo dedicó. Entre mi enredada y amplia biblioteca está ese trofeo mío. Días después publiqué parte de la conversación con Benjamín Subercaseaux en el vespertino "La Defensa" de Arica, y, aunque su director, Alfredo Martínez Zora, era un hombre de criterio amplio, me había ahorrado en el texto algunos dichos del, para mí, más culto hombre que haya
tenido Chile
.

Semanas después, un domingo de comienzos de marzo, murió. Se fue el mismo día que otro grande: Manuel Rojas Sepúlveda. Hasta hoy yo no he olvidado una de las frases que me dijo: Allende va a terminar mal.  

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