La antigua felicidad

La antigua felicidad

13 Septiembre 2007
¿Por qué si estamos más modernizados, con más tecnologías, en vías de desarrollo, seguimos tan tristes? Qué pasó con la calidez humana de mi gente.
Jose Gatica >
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Me introduzco en le pasado para recordar y reflexionar sobre la felicidad, para entender por qué a pesar de que Chile crece y avanza en un mundo modernizado y humanista   los rostros se ven infelices.

Todos los días cuando salgo de mi hogar y tomo el micro o el  mal ponderado colectivo me detengo en mis recuerdos  para  pensar como era cuando  estudiante, como eran mis viajes escolares en los días de invierno  en esas viejas libres con hoyuelos por todos lados  donde se colaba  él frió y la escarcha.

Todo comenzaba cuando mi madre nos levantaba a regaños como tradicionalmente,  justo diez minutos a que mi compadre Mario  Vester  tacase la puerta y como siempre era tarde un té y con suerte una tostada  con margarina y de vuelo saliendo al liceo, al tomar el micro Uno, ( línea del sector)   en la esquina   normalmente estaba repleto, entre estudiantes y trabajadores, todos humeando vapor de entumidos cuerpos con prisa.

Curiosamente a pesar de las malas condiciones en las que nos enfrentábamos a diario, en todo sentido,  lo que nos caracterizaba eran las sonrisas, el reír con las caminatas hasta la esquina con las tonteras  de mi hermano (el Rin raja nunca faltaba), la subida el micro y la música de las prisioneros que nos daba fe en un futuro con mayor expresión  y libertad.

Normalmente en el micro el chofer  sintonizaba la radio Apocalipsis  y por ese entonces el tema pa-pa-pa de los roqueros  detenidos (Los prisioneros), estaba de moda, y cual pavlov en estimulo respuesta, las cabezas se empezaban a mover en ritmo camino al centro de Temuco.

La vida en ese entonces era más lenta , otra cosa rara e impensada en estos tiempos, era el teléfono solo se veía en la tele, en blanco y negro, por cierto  y en programas norteamericanos  o en novelas como las de Tvn, que era el único canal de la región. Zeppelín era  el gran programa  estelar juvenil infantil, que  nos causaba risa con su famoso pecosvil.

Por otro lado  en septiembre, el  trompo el volantín  la polquitas, los carritos con rodamientos de autos, el tarrito de pintura, la matanza, el tombo y la escondía, a pesar de la adolescencia se convertían en diversión obligada  par todos lo chiquillos del barrio   y más en vacaciones de  fiestas patrias donde las carreras con sacos se sumaban a la alegría del 18, en fin, muy buenos tiempos, con mucha alegría en los rostros que se mostraban claramente, en los tradicionales traslados en liebre, o micro.

Amigos lectores en estos recuerdos de mi infancia, que me llevan a un pasado reciente, quisiera  comprender porque veo hoy, en los mismos traslados  y recorridos de antaño rostros a apesadumbrados, idos, acongojados, Tristes,  ya no están los movimientos de cabezas escuchando el tema de la semana,   ya no están los grupos de trabajadores  esperando locomoción ni los jóvenes divirtiéndose camino al colegio, solo veo caras pegadas o los vidrios  sin compartir con nadie  sin mirar a su acompañante   como si el sólo echo de mirar al lado fuera una herejía un anti sistema propio del pasado.
Actual mente al viajar en el micro, los codazos  están de fiesta,  los malos tratos le siguen enseguida y todo sin escuchar nada pues lo rutinario es encontrar individuos  escuchando  música EN PERONAL   o hablando  por teléfono, como medio de evadirse de lo molesto del viaje, irrespetando a todos,  como si estuviera en otro mundo no en una micro social  donde todos respiran el mismo aire.

Me pregunto que a pasado, cuando fue el momento donde el individualismo llegó para  apoderase de las sonrisas,  cuando fue  que la rabia y el seño irritado quebró a la armonía, quizás, sea la tecnología que se apoderó de las voluntades, o tal vez la pérdida del idealismo  propios de años opresivos que nos unía de alguna forma, no sé, sólo me queda tratar de entender el por qué mis compatriotas cada día se tornan mas tristes  e infelices.


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Comentarios

Imagen de Javier Villalobos

José Gatica:

José Gatica:

También tengo las mismas inquietudes. Y la búsqueda de mis respuesta me ha llevado a vivir intensamente la vida (no necesariamente feliz), pero guardo muchos rescuerdos, ahora me interesa estudiar la historia (no así en el colegio), sobre todo para encontrar el enfoque social. Y a veces escribo algunas cosas que percibo, tal vez sólo ciertas para mi. Te invito a leer algo que publiqué en un diario vecino a este.

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