Si nevar es muy inusual en la comuna (estamos a decenas de kilómetros de la precordillera), que lo haga por casi dos horas es realmente extraordinario. No había transcurrido muchos minutos desde comenzado el periodo de clases de la tarde este martes en el Liceo Agrícola y Forestal Suizo de Traiguén, cuando un alumno me señaló que había comenzado a nevar. En realidad eran copos de nieve entre medio de la lluvia. Pero al pasar algunos minutos los copos aumentaban y el agua disminuía. Ya se podía decir que estaba nevando. Motivo más que suficiente para salir espontáneamente de la sala de clases.

Ahí estábamos bajo una genuina nevazón, profe incluido. No pasó ni segundos cuando comenzaron a aparecer los celulares y cámaras retratando el inusual fenómeno. Un alumno me dice que en Queule, en la costa y muy al sur  pasaba algo similar. Nos tomamos muchas fotos y algunos nos entramos por el frío. Pero cada vez nevaba más y más y los copos eran cada vez más grandes. Era extraordinario. Tuvimos que salir de nuevo. Hace mucho tiempo que no había visto nevar así. Ni siquiera en mi natal Punta Arenas cuando retorné más de una vez en vacaciones de invierno.

Poco a poco la nieve se comenzó a acumular  y los jóvenes empezaron a formar bolas de nieve y a arrojárcelas. Guerra de nieve. El desorden estaba permitido. No sé como, pero aparecieron de la nada monos de nieve. La alegría era explicable. Muchos de los chiquillos no habían visto jamás nevar. En el liceo en sí, dicen los más antiguos, no nevaba desde el 95, pero esa vez fue algo muy menor. Casi dos horas después acababa de nevar. El paisaje era otro, de otro lugar y de otros tiempos. La extraña naturaleza nos regaló algo muy especial que vamos a recordar por siempre.

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VIDEO Y SLIDE DE LA NEVAZÓN