Educar después de la Quinta Reja

Educar después de la Quinta Reja

12 Julio 2007
Apago mi celular.Para ingresar debo traspasar la Quinta Reja.
Mauricio Marín >
authenticated user Corresponsal
Apago mi celular y lo entrego. De vuelta recibo un trozo de trupán con el número 7 (siempre he creído que es mi número de la suerte). Comienzo a avanzar por el pasillo y tras de mí se cierran con un golpe seco las puertas (acá le llaman rejas).
 
Saludo a algunos hombres que, respetuosamente, me dirigen un “buenos días”, y llego a la famosa quinta reja (quizás la hice famosa en mi mente, pero siempre la nombran). El funcionario apreta un botón, suena un zumbido, corre el pasador; paso a través de un estrecho espacio que permite la cadena ( la quinta reja como todas las otras puertas sólo se abren hasta lo que permite una cadena).Un pequeño grupo se aglomera en la puerta, entre permisos y haciéndome un espacio, logro pasar al pasillo, algunos saludan y respondo, otros me ignoran pero yo los miro al pasar. El olor es fuerte, intenso, único y desagradable. Ya estoy por llegar a mi destino.
  
Los funcionarios saludan y yo les respondo con un apretón de manos. Ya llegué a mi escuela. No es mía, es de muchos. Continuamos la conversación con mis colegas en la sala de profesores, algunas tallas de mi amigo y colega (que envidia su alegría permanente), otros más serios como de costumbre prácticamente sólo hablan de pega.Me piden algunas fotocopias y como estoy a cargo de este instrumento tecnológico, me dedico a sacar las solicitadas.
  
Ya es hora. Los alumnos llegan, los profesores salen llave en mano para abrir el candado de cada sala. Me retraso unos minutos. En eso golpean la puerta y mis alumnos me indican con un golpe en la muñeca que ya es hora (no le veo reloj alguno). Termino y busco la llave del laboratorio de informática, agarro el libro del curso, mi bolso y algunas guías que saque de mi locker (casillero, aún me queda algo pegado de cuando estudie en Chuquicamata cuando mucho era en inglés).Apreto el interruptor del portero eléctrico y parto raudo a la sala, cerrando tras de mi estas puertas metálicas. Los alumnos me saludan cordialmente. Abro el candado e ingresamos. Todos me saludan cordialmente, a pesar de sus situaciones individuales.
  
Aprendiendo bajo prisión 
 
 ¡Que difícil debe ser vivir en la cárcel! Sí, aquí me encuentro, pero no lo noto. El ambiente es muy agradable. Los alumnos son muy respetuosos. Y los que vienen a ella (por lo menos después de dos años, creo conocerlos) vienen por un crecimiento personal.Hemos hablado en innumerables ocasiones sobre ellos, su reclusión, los años que le quedan por cumplir y lo que quieren hacer de su vida (eso el que me interesa de ellos).
  
Se presentan distintos niveles intelectuales, distintas capacidades (algunas mermadas por la droga), pero lo común en todos ellos es que están ahí por que se preparan para no repetir los motivos que los tienen encarcelados. Quieren cambiar (ya lo hicieron, pero no todos se dan cuenta).
 
 Y cuando salgan a la “calle”, ya piensan en instalarse con su miniempresa. Ya saben que con sus papeles sucios les es muy difícil pedir trabajo, pero se muestran emprendedores. Llega uno atrasado me dice: “ permiso, buenos días, disculpe mi atraso y que Dios le bendiga”. Busca el computador que acostumbra utilizar se sienta y lo enciende. Le doy las instrucciones a todos.
 
Algunos reclamos silenciosos son delatados por el eco de la sala, pero todos ponen manos a la obra. Uno de ellos me llama, no entiende y debo aclarar sus dudas. Me sitúo cerca de él y de nuevo le explico. Pero esta vez yo tomo el Mouse, hago parte del ejercicio y le explico paso a paso, después borro todo y le digo: “ahora tú haz lo que te explique”, regaña pero empieza a hacerlo.
 
El alumno aventajado de la clase me indica que está al día en todo (es verdad es bastante aventajado). Tiene un poco más de edad que yo, y me propone trabajar en su proyecto de empresa para una vez que salga. Después de cada cierto rato me indica respetuoso, pero impositivamente, que lo escuche. Está leyendo sobre la misión de su empresa, después los análisis internos y del entorno. Va bien, pero le hago algunas correcciones. Las discutimos. Le explico los motivos de mis observaciones y argumenta su escrito, pero al final lo rearmamos y queda mejor, más adecuado a su proyecto.
 
Otro levanta la mano y pide muy respetuosamente salir un momento de la sala. Como todo esta en silencio, sus palabras retumban en el espacio. En realidad cada palabra, cada dicho retumba. Paredes altas y grandes ventanas. A pesar de este espacio, nadie se percata donde estamos. Ni ellos que llevan tiempo acá (unos más, otros menos), ni yo.
 edutraslasrejas
 
La Libertad, entre las Rejas
 
En esto, recuerdo que a poco andar el año 2005 (no me acuerdo que mes, menos el día) no avanzabamos mucho en la clase , así que hice algo como una terapia, que consideré y considero válida (algo quizás de programación neuroligüística, tema que me apasiona).Les pedí que utilizaramos términos adecuados para hablar. Nos sentamo y partí con el tema a tratar: “La importancia del agujero del aguja”. Jajaja, algunos se rieron, (cuantas cosas me dirán en pensamientos). Comenzamos, y como yo quería, resultó. Al final, del agujero nadie se acordó. Y ya estabamos en temas más profundos y me atreví a preguntar cosas más personales. Responden hasta que se llega al tema cárcel. Invariablemente siempre ellos llegan a este tema.
 
Pero les pregunté la importancia de la escuela para ellos. La posibilidad de crecimiento personal. Un título profesional para enfrentar su futuro. Pero lo que más se rescata es que ellos acá, en la escuela olvidan su reclusión. Coinciden en que la libertad se respira. Su mente está libre. Su mente sale de entre las rejas y comienzan a crear lo trabajos solicitados. Olvidan que están presos y saben que con lo que se les entrega pedagógicamente, al final harán su práctica y tendrán un titulo de Técnico Gráfico de Nivel Medio. En esta libertad que les posibilita la escuela, ellos visualizan el futuro, su futuro y lo proyectan.
 
También recuerdo cuando iniciamos el módulo de Separación de Color Digital, y les digo el color “no existe”, es una sensación, y sonríen, (estarán diciendo: este tipo esta loco). Explico la física del luz, la biología de la visión del color y los objetos. La psicología ,donde le explico que el color es una sensación y que donde se produce la visión es en el cerebro y no en los ojos. Un alumno interno pide la palabra y me dice “ como es posible que me diga ésto, sí yo siempre he visto por lo ojos”. Sí es cierto, pero ellos son un instrumento. Es el cerebro quien decodifica esa información. Algunas risas pero entienden y aprenden algo nuevo. Aquellos que tiene hijos, dicen que cuando sea el día de visita, les contarán lo que acaban de aprender. Y debo explicar que si son pequeños quizás les cause un conflicto, pero en fin, deberíamos decir las cosas y enseñarlas como ocurren, como son, y no colocar parches sobre otras erradas que fueron internalizadas con anterioridad.
 
Dejando Atrás la Quinta Reja 
 
No se cuantos golpes a recibido el teclado para que cada idea no se me escape y tampoco alguna dislexia táctil (nombre que le doy cuando pienso la palabra pero los dedos teclean otras). Pero este artículo era para describir lo que es hacer clases en una escuela cárcel. Hay diferencias, lo que la gente no ve. Los alumnos son respetuosos, y al igual que cualquier otro, con ansias de aprender. Es más, diría que lo son. Más que los jóvenes de liceos “normales”, y quizás por que sus estudios fueron interrumpidos, ahora que buscan un cambio en sus vidas, su mente busca aquello que dejó de recibir, si da lástima por todos que quedan en sus “carretas” sin las ganas de educarse para cambiar.
 
Ya han pasado las horas y con pausas, mientras explicaba alguna tarea a algún alumno, aunque más me demoraba en retomar la idea.Es hora de irse. Se guarda todo. Completo el libro, guardo mis cosas, cierro la puerta y el candado. En la sala de profesores comienzan a llegar los colegas, algunos se sirven un café. Mi amigo, para variar, nos hace reír con su rapidez habitual, y me dice “vamos pelao”. Nos vamos. Atravesamos el pasillo. No hay nadie, sólo los funcionarios, que a medida que se cruzan, se despiden y correspondemos con un “chao, hasta el miércoles”. Llegamos a la quinta reja. Golpeo con una moneda. El zumbido, el cerrojo y se abre. Pasamos ampliamente, ahora le han retirado la cadena. Ya no hay internos. Pasamos y mientras caminamos en busca de nuestros celulares, ya ha transcurrido el día, es tarde, Salimos a la calle y atrás el golpe seco y metálico, de esa puerta de fierro, nos indica que ya estamos fuera.
 
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Comentarios

Imagen de Patricia

Hola, soy Patricia y trabajo

Hola, soy Patricia y trabajo tambièn en una Escuela ubicada dentro de una Unidad Penal. Soy Prof. de historia En general les encanta mi materia, les abre un mundo desconocido para muchos. Este año cumplo l5 en la "escuela de la càrcel", como se le llama.

Me gusta trabajar ahi, los alumnos son respetuosos, nos esperan ansiosos, encuentran en la escuela un espacio "de libertad" amplio..y nosotros somo sus "ventanas" al mundo. Hay respeto, orden, los que concurren a la escuela, la mayoria, quiere progresar, aprender y sentar las bases de un futuro, por què no, mejor.

Coincido mucho con el profesor, lo felcito por su tarea y sigamos adelante, nuestros muchachos, nos necesitan. Patricia.

Imagen de Roberto La Mura

Saludos amigo!!!

Saludos amigo!!!

Valiente y consecuente tu aporte pelao, veo que los frutos ya se están dando en lo que alguna vez me contaste como una hermosa idea.

Aparte de la alegría que siento por esos frutos, un reconocimiento a tu entrega y a tu espíritu positivo.

Realmente un orgullo, amigo. Fuerza y sigue así, que en estas empresas, los que perseveran a pesar de todo son los imprescindibles.

Imagen de cesar santibañez

un apollo para ti:

un apollo para ti:

conciderando de que somos un pais un tanto resolutib@s de parte de los que vivimos en tierras chilenas cuanto compromizo, cuanta necesidad existe, no tanto material sino de algo que el hombre olvida que tiene que son los sentimientos. no son bestias del campo ni animales de zoologico los que estan alli tras las rejas sino son personas que tanbien sienten, que tambien lloran pero sobretodo que tambien necesitan una mano de apollo de ayuda por que nadien esperfectos y todos aquellos que critican sin sentido no saben nada por que tenemos que contruir pais y sociedad y no imnorantes criticos de la sociedad.

felicitacions para el corresponsal mauricio marin aquel que muetra la realidad de nuestra jente que no tubo apollo ouna mano amiga sinconocerla reciben castigo.

Imagen de Alicia Torres

Mauricio a la distancia lei

Mauricio a la distancia lei este repotaje y me impactó... gran trabajo y maravillosa experiencia de vida. Agradezco al diario la oportunidad de ver notas así como estas. Felicidades por la acción.

Imagen de Antonio

espectacular trabajo

espectacular trabajo mauricio; gracias por contarnos tu experiencia

Imagen de Roberto

Me satisface que existan

Me satisface que existan personas con vocación y esten dispuestas a cumplir una papel que para muchos se transforma en algo poco útil, (no olvidemos que estamos en una sociedad exitista). Tal vez se debería retomar la iniciativa de formar bibliotecas en las cárceles, eso si con donaciones de textos y libros que esten de acorde a las necesidades y espectativas de quienes van a usar, cuidando de no entregar aquellos que sobran o esten obsoletos en nuestros hogares, tal vez ello ayude en vuestra labor.

Imagen de Roberto

Me satisface que existan

Me satisface que existan personas con vocación y esten dispuestas a cumplir una papel que para muchos se transforma en algo poco útil, (no olvidemos que estamos en una sociedad exitista). Tal vez se debería retomar la iniciativa de formar bibliotecas en las cárceles, eso si con donaciones de textos y libros que esten de acorde a las necesidades y espectativas de quienes van a usar, cuidando de no entregar aquellos que sobran o esten obsoletos en nuestros hogares, tal vez ello ayude en vuestra labor.

Imagen de Pedro

Todo ser humano puede

Todo ser humano puede tropezar y caer en el fango. Lo dífcil es alzarse y salir de esa situación. Felicitaciones al profesor y alumnos de esta escuela de la "esperanza". Excelente nota, plena de solidaridad y ansias de torcerle la mano al destino. Reconfortante ejemplo.